LA NOSTALGIA Y LA ALEGRÍA DE LOS HERMANOS GRANDES
publicado a las: 1:29 p.m.
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LA NOSTALGIA Y LA ALEGRÍA DE LOS HERMANOS GRANDES
Al menos en Posadas, se halla virtualmente agotado el más reciente “larga duración” de los Hermanos Grandes, con un repertorio que descansa en la interpretación de ritmos a cuya sonoridad se hallan habituados los oídos de la mayoría de los misioneros. Algo parecido sucede respecto del casete editado con un programa similar al que contiene aquella placa discográfica: chamamé y ritmos fronterizos, “abrasilerados”, según se dice comúnmente.
Hay otra razón para esto que puede asimilarse a un fenómeno de venta y que, no obstante, pareciera pasar inadvertido para la difusión masiva: la calidad vocal e instrumental que se aprecia en las grabaciones. Además, habrá gravitado la temática elegida, en la cual se observan elementos del paisaje natural y humano propio de esta provincia, con la presencia constante de los grandes ríos que corren por el contorno de su territorio.
Además, también, la riqueza del acervo musical de Misiones – o de los misioneros, que es lo mismo -, en cuya tierra se produce una fusión alimentada por el formidable encuentro de culturas disímiles.
UNA OCURRENCIA
Pero, a todo esto, ¿quiénes son Los Hermanos Grandes?. Son, sin, dos hermanos a los que el calificativo de “grandes” se les agregó por una ocurrencia, debido, simplemente, a su corpulencia. Se llaman, en realidad, Horacio y Gustavo Rychluk, nacidos en Posadas, el primero, y en Santo Pipó, el segundo.
Son cantores y guitarristas desde siempre. Sus padres – Juan Abel Rychluk, ahora jubilado de correos, y Julia del Pilar rojas, docente, también jubilada – se afincaron en diversos lugares de Misiones, a raíz de sus obligaciones laborales.
Así, un día, llegaron a Gobernador Roca, donde sus hijos, niños entonces, actuaron por primera vez en público. Alentados por el éxito inicial, decidieron continuar en el camino musical, mientras, paralelamente, daban rienda suelta a su creatividad.
A fines de la década del 70, viajaron a Buenos Aires con el declarado propósito de seguir una carrera universitaria: odontología. No obstante, la tentación era grande y no pudieron – o no quisieron – resistirse.
Siguieron “prendidos” a la música. Se dedicaron a la música moderna y crearon un grupo, Los Broncos, con favorable acogida. Por ello, grabaron un primer “larga duración” en el sello CBS Columbia, y luego pasó lo de siempre: había que dar “manija” a otros intérpretes y Los Broncos fueron relegados.
Su búsqueda de un estilo y una temática que los identificase, los llevó a participar en un disco de los denominados “fantasmas”, acompañados por Antonio Tarragó Ros, pero bajo el rótulo de “Crecencio Gamarra y el dúo Pérez – Monzón”. Obviamente, con un repertorio de música chamamesera, para lo cual Pérez y Monzón, que no eran otros que los hermanos Rychluk, adecuaron sus voces de forma tal, de lograr lo que en el ambiente es calificado de “dúo llorón”.
Luego, sin embargo, resolvieron reeditar el grupo Los Broncos. Y, a favor de sus constantes actuaciones, como de la seriedad con que acometían su labor, cumplieron un ciclo televisivo ante las cámaras de Canal 9 de Buenos Aires, en “Sábados de la bondad”, programa conducido por Silvio Soldán. Por la misma razón, los incluyeron en el elenco artístico que dio marco al recordado recital del grupo Menudo, en el estadio de River Plate.
MISIONES, OTRA VEZ
La nostalgia, ese singular estado de ánimo que suele atrapar, y envolver, a quienes se encuentran lejos de familiares, amigos, el paisaje y, en fin, las cosas de su tierra, les habrá empujado a retomar el camino. Así, nacieron Los Hermanos Grandes, luego de conocer al productor Roberto Quimo, que los vinculó con el sello Music Hall.
En esa casa, grabaron “La alegría del Litoral”, título de su más reciente “larga duración” que incluye dos chamamé: “El viejo Sosa”, dedicado a un personaje de Puerto Maní, Corpus y ¿Por qué me tiembla la mano?, donde la nostalgia es el elemento predominante. Además, el volumen incluye, un ritmo fronterizo con influencia “gaúcha”, varias composiciones en las que se recrean motivos típicos: “Apúrate Ramón”, “Frena Pancho”, “Un ranchito en la Argentina”, “No funciona mi motor”, “Cruzate para mi rancho”, “Mi primo Fulgencio”, “Corre, corre pata ‘e lana”, “Yo soy de mi Litoral”, “ Nos vamos p’ el casamiento” y “Bailongo Porto Xavier”. De su autoría, todos ellos.
Han dispuesto de la inestimable colaboración de Héctor Oscar Sánchez, notable acordeonista que habitualmente secunda a Rosendo Arias y Ofelia Leiva.
26 de mayo de 1991 – Diario El Territorio
Etiquetas: MÚSICA REGIONAL
