Carlos Correa
FESTIVAL DEL LITORAL HAY QUE EMPEZAR A TRABAJAR (Ultima nota)
publicado a las: 12:16 p.m.



Festival del Litoral (Ultima nota)

HAY QUE EMPEZAR A TRABAJAR

A lo largo de esta serie de notas, nos hemos preocupado en poner de relieve la significación de un festival dotado de las características que pretendemos. Que debe ser útil en gran medida, para la afirmación, la defensa de un flanco muy importante de nuestra soberanía, como lo es el cultural.

Por cierto que si alguien puedo abrir un objetivo distinto – diametralmente opuesto – en cuanto a procurar que el festival llegue a ser simplemente una fiesta más, sería mejor dejar las cosas como están.

En forma extraoficial, voceros de la Dirección General de Cultura de la Provincia deslindaron responsabilidades sobre este silencio y subrayaron que, en un principio, el organismo se limitó a facilitar la sede para las reuniones de los promotores de la comisión.

Dejaron en claro la advertencia efectuada ya entonces por funcionarios de la Dirección: su participación en el auspicio de las jornadas festivaleras, estará condicionada a su intervención en la organización. Es debido a que “no queremos – dijeron – participar en algo parecido a lo del año pasado”, en una tácita referencia a la improvisación que rodeó un frustrado festival, anunciado para fines de 1981.

También, habrían descartado toda posibilidad de que la Dirección preste asistencia financiera.

Acaso a esto último, igualmente, se deba en gran medida el retraimiento de quienes comenzaron con tanta enjundia y que, luego, fueron atrapados por el temor del fracaso, en el entendimiento de que la falta de respaldo económico en volumen adecuado, les impediría la contratación de figuras “taquilleras” que aseguren una buena recaudación, para librarlos de cualquier sobresalto.

¿POR DONDE EMPEZAR?

En esta serie de notas que hoy queremos finalizar (anuncio éste que seguramente despertará la alegría de muchos, que las consideran bastante tediosas) hemos recordado, asimismo, las dificultades con las cuales se enfrentaron los organizadores de la primera edición del Festival del Litoral.

Y explicamos de qué manera, con ingenio y audacia – dos elementos que conforman el perfil del pionero – tales dificultades fueron superadas. Incluso cómo se vencieron las adversidades climáticas, cuando ni siquiera aquella lluviosa semana festivalera de 1963 hizo que decayera el entusiasmo, ni evitara que, finalmente, se obtuviera un jugoso superávit.

Por supuesto que el comienzo no será nada fácil. Pero, si coincidimos que la empresa es apasionante, no nos queda otro camino que empezar, con los medios a nuestro alcance.

A todo esto, ¿ a quienes hay que traer?. Para esto, debemos recurrir a la experiencia, tratando de compatibilizar los propósitos perseguidos por la organización del encuentro, con el aporte que son capaces de brindar aquellos que participen. En el plano artístico hay que tener en cuenta que entre los números considerados comúnmente como “taquilleros”, hay no pocos que pueden contribuir eficazmente a dichos propósitos. Que no son, por cierto, aquellos que se limitan a presentaciones “festivaleras”, es decir, a hacer mucho ruido y entregar poca sustancia, a arrullar con canciones “aboleradas” o al simple entretenimiento, al “pasatismo”.

Por el contrario, hay figuras que, al tiempo que son indiscutiblemente “taquilleras”, contribuyen al enriquecimiento cultura de la población. Esta apreciación se basa en la experiencia, como que fue demostrada tantas veces que la gradería del anfiteatro Manuel Antonio Ramírez resultó pequeña para el público que, en cantidad extraordinaria, asistió a presentaciones de real jerarquía: la “Misa Criolla” fue sólo un ejemplo de este aserto; como lo fue, también, la actuación de Ariel Ramírez, Los Chalchaleros, Zamba Quipildor y otros, a principio de diciembre del año pasado, en el mismo coliseo.

No obstante, como el objetivo principal es la afirmación del folklore del Litoral, con la paralela determinación de sus raíces y ámbito de vigencia, la búsqueda de números artísticos debe orientarse fundamentalmente al panorama regional.

Porque la interpretación de música litoraleña en un alto porcentaje – al principio fue de alrededor del 80 por ciento – debe constituir una exigencia ineludible. Nada de copias ni de “sucursales” de encuentros similares – por importantes que fueren – que se realizan en otros lugares del país: El Festival del Litoral debe tener personalidad propia, distinguirse de los demás.

Serán figuras modestas, quizás no muy conocidas en el orden nacional, pero son las nuestras, son las que tenemos en la región y si no dejamos que se desarrollen las inquietudes, no podemos pretender elevación. Después, el pueblo irá separando la paja del trigo y quedará sólo aquella que responda genuinamente a sus sentimientos.

Tampoco debe temerse el fracaso económico, porque estamos seguros que el público acompañará un esfuerzo de esta naturaleza, siempre que se lo apoye con una adecuada promoción de los propósitos. Porque, además, el pueblo está deseoso de música propia y harto de la ajena, de ésa que no le sirve y que es utilizada como una forma de penetración y de sujeción a estilos de vida muy diferentes del nuestro.

En lo que se refiere a artistas de otros puntos del Litoral, habría que hacer coincidir su estada aquí, para actuar en el Festival, con presentaciones pagas en otros escenarios, tal como se hizo en 1963 con ciertos números.

Por último, en lo que atañe al simposio, se impone comprometer a todo investigador capaz de arrojar “nuevas luces que ejemplifiquen en la práctica cuál es nuestro verdadero acervo cultural”, según la declaración dada por la comisión promotora formada a fines de marzo pasado. Y, en esto, también hay que descontar el interés de conocidos estudiosos tanto de Misiones como de Corrientes, Entre Ríos y Chaco, en dar a conocer los resultados de sus investigaciones.

Corresponderá la amplia divulgación de los resultados del simposio, además de favorecerse la asistencia y participación en los debates del mayor número posible de personas, cualesquiera fueren, con lo cual se posibilitará una mayor proyección de los objetivos perseguidos, a la vez que se impedirá la caída en el “elitismo”.

Todo es útil; máxime en el caso particular de Misiones, semejante a un enorme caldero, en el que bullen los elementos que le darán el perfil cultural definitivo. Que será más pronto, si ayudamos con actos como el que nos hemos propuesto respaldar.

Entonces, no cabe la pregunta ¿ por dónde empezar?. Hay que empezar, y punto. Sin más demoras.

CARLOS CORREA



20 de junio de 1982 – Diario El Territorio

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1/09/1982: Conferencia "El Sindicalismo Argentino". Carlos Correa.
Quién es Carlos Correa
Nació en Posadas cuando en la Catedral daban las doce campanadas de un mediodía del mes de Noviembre de 1939.
Fueron tantas las actividades que desarrolló que resulta muy difícil resumirlas: periodista, sindicalista, militante político, docente, etc. Pero sobre todo, un profundo conocedor de su región misionera, sus costumbres, su música, sus bailes, es decir, de la cultura regional en sus distintas manifestaciones.
Después de tanta lucha, partió a "la Tierra sin mal" el 28 de Marzo de 2012, dejando una huella trascendente en nuestra historia.
Los aportes que brindó con sus conocimientos, pero sobre todo con su gran humanismo, me impulsan a crear esta página para transcribir -en parte- sus notas publicadas, la mayoría en "El Territorio" de Posadas, con el propósito de que les sea útil a quien las necesite, pues siempre fue muy altruista y generoso en enseñar lo que sabía.

Alba
Los cuarenta años de amor que vivimos en pareja con Carlos Correa, tantas actividades que encaramos juntos, la amistad y comunión de ideales que nos unieron me impulsan a concretar este sueño de compartir con los demás, aunque más no sea, una parte de su saber. Alba Rosabel Melo.

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