Carlos Correa
EL VIGOR DE LA MÚSICA NACIONAL
publicado a las: 3:42 p.m.



EL VIGOR DE LA MÚSICA NACIONAL

Mientras escuchamos tanta chabacanería bajo el rótulo de “música moderna”, “new wave”, o como se llame. Mientras pareciera que “la música” es exclusivamente ésa, “mejor” si nos viene de afuera e interpretada por conjuntos cuyos integrantes utilizan vestimentas o maquillajes que ninguna relación tienen con nuestra idiosincrasia. Mientras nos inundan con temas que como llegan se van, sin aportar absolutamente nada. Mientras tratan de asombrarnos con una pronunciación del título del último “hit” más o menos acomodada al uso puertorriqueño. A despecho de todo esto, de los que quieren hacernos creer que nuestros ritmos son de menor cuantía, que no tienen la relevancia, la jerarquía de los extranjeros, la música nacional mantiene su lozanía, su vigor, como queda demostrado permanentemente.

En tanto, también recordamos unos conceptos de Homero Manzi, el poeta santiagueño autor de páginas inmortales para el tango. Los escribió hacia finales de la década del 40, unos años antes de su temprana muerte.

“Nuestra pobre América, a la que parecía no corresponder otro destino que el de la imitación irredenta. No podíamos intentar nada nuestro. Todo estaba bien hecho. Todo estaba insuperablemente terminado.

“¿Para qué nuestra música? ¿Para qué nuestros dioses? ¿Para qué nuestras telas? ¿Para que nuestra conciencia? ¿Para qué nuestro vino?.

“Todo lo que cruzaba el mar era mejor, y cuando no teníamos salvación, apareció lo popular para salvarnos.

“Instinto de pueblo. Creación de pueblo. Tenacidad de pueblo.

“Lo popular no comparó lo malo con lo bueno. Hacía lo malo y mientras lo hacía, creaba el gusto necesario para rechazar su propia factura, y, ciega, inconsciente, estoicamente, prestó su aceptación a lo que surgía de sí mismo y su repudio heroico a lo que venía desde lejos”.

Y, entre otras expresiones, Manzi remarcó, finalmente: “Por eso yo, ante ese drama de ser hombre del mundo, de ser hombre de América, de ser hombre argentino, me he impuesto la tarea de amar todo lo que nace del pueblo, todo lo que llega al pueblo, todo lo que escucha el pueblo”.

El autor de “El último organito” (nacido en Añatuya en 1907 y muerto en Buenos Aires en 1951) escribió estos conceptos en momentos en que todavía no constituía un pasado lejano, sino una realidad cercana, casi presente, esa imagen de la cultura oficial – divorciada de la cultura popular – que “miraba hacia Europa”, para imitarla.

Empero, en esos momentos existían ya otras condiciones para el desarrollo de la creatividad popular y la difusión de la música nacional. No la “cancha libre” que se observa actualmente para todo lo que viene de afuera, cualquiera fuese su nivel artístico, y aún de aquello que carece de ese nivel.

Ahora, la influencia reconoce otro origen, incluso del mismo continente americano. Pero, con todo, las definiciones del creador de “Sur” tienen una evidente actualidad, si consideramos la realidad presente que se esboza más arriba.

No significa lo dicho – de ningún modo – la descalificación lisa y llana de todo lo que viene de afuera en materia musical (ni en ninguna otra materia).

No se puede cometer una torpeza semejante. No es concebible la pretensión de descalificar - sin incurrir en un error tan perjudicial como lamentable – las grandes creaciones de la música universal. Ni a músicos populares, como “Los Beatles”, por ejemplo.

Además, hemos dicho en diversas ocasiones: bienvenida la influencia, cuando ella es beneficiosa, cuando nos enriquece.

NUESTRA MÚSICA

No obstante, conviene remarcar que la música nacional mantiene su vigor, a pesar de todo. Así quedó demostrado – por caso – el 4 de diciembre pasado, cuando alrededor de 5.000 personas colmaron el posadeño anfiteatro Manuel Antonio Ramírez para aplaudir entusiastas a Ariel Ramírez, Eduardo Falú, Los Chalchaleros y Zamba Quipildor, como una reafirmación del sentimiento de un pueblo que no olvida qué es lo que lo identifica como nación, ante las demás naciones del mundo.

Ahora bien, ¿ por qué efectuamos estas consideraciones en una columna – como ésta – que se ocupa habitualmente de aspectos de la música regional?.

Pues, simplemente, porque – es obvio – la música regional padece en igual medida el relegamiento que afecta a todos los ritmos nacionales.

Tal relegamiento obedece, fundamentalmente, a lo que se denomina “el negocio del disco” generador de la “música de consumo”, de piezas que se mantienen en “onda” un par de meses, a lo sumo, y luego se olvidan. Ya han sido “consumidas” y deben reemplazarse por otra u otras.

Por cierto que eso no es lo que sucede con la auténtica música popular argentina, que contiene creaciones mucho más perdurables. (Y que, por ello, no ha de convenir a los comerciantes del disco).

Pero, también, aquel relegamiento se ve favorecido por una suerte de “complejo de inferioridad” que padecen muchos de quienes habitan el Nordeste. Por una parte, están los que suponen que amar y cultivar nuestra música es “cosa de menchos”, de gente sin cultura.

Por la otra, están los intérpretes de la región que se “achican”, que dejan que su música merezca ciertos calificativos que más bien son descalificativos. Debemos tener presente que hay que respetar la opinión contraria, el disenso, expresado en términos respetuosos cuando se basa en el gusto, porque esto es subjetivo. En cambio, cuando se pretende la crítica, tenemos que aceptarla si es con fundamento, porque aquí se ingresa en lo objetivo.

CARLOS CORREA

Enero de 1982 – Diario El Territorio

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1/09/1982: Conferencia "El Sindicalismo Argentino". Carlos Correa.
Quién es Carlos Correa
Nació en Posadas cuando en la Catedral daban las doce campanadas de un mediodía del mes de Noviembre de 1939.
Fueron tantas las actividades que desarrolló que resulta muy difícil resumirlas: periodista, sindicalista, militante político, docente, etc. Pero sobre todo, un profundo conocedor de su región misionera, sus costumbres, su música, sus bailes, es decir, de la cultura regional en sus distintas manifestaciones.
Después de tanta lucha, partió a "la Tierra sin mal" el 28 de Marzo de 2012, dejando una huella trascendente en nuestra historia.
Los aportes que brindó con sus conocimientos, pero sobre todo con su gran humanismo, me impulsan a crear esta página para transcribir -en parte- sus notas publicadas, la mayoría en "El Territorio" de Posadas, con el propósito de que les sea útil a quien las necesite, pues siempre fue muy altruista y generoso en enseñar lo que sabía.

Alba
Los cuarenta años de amor que vivimos en pareja con Carlos Correa, tantas actividades que encaramos juntos, la amistad y comunión de ideales que nos unieron me impulsan a concretar este sueño de compartir con los demás, aunque más no sea, una parte de su saber. Alba Rosabel Melo.

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