Carlos Correa
MISIONES Y EL CHAMAMÉ (SEGUNDA NOTA)
publicado a las: 3:40 p.m.



MISIONES Y EL CHAMAMÉ

(SEGUNDA NOTA)

El chamamé tiene una efectiva vigencia en Misiones, sobre todo en el sur, aunque – como se anticipó en nota anterior-, su área de influencia llegaría hasta el centro. No significa esto, de ningún modo, que en el resto de la provincia no guste el chamamé, sino que en el área señalada se observa una mayor preponderancia de esta especie de neto corte popular y cuya autenticidad se halla fuera de toda discusión.

Ahora bien, ¿dicha vigencia se debe a la proximidad del sur misionero con el territorio correntino, o, en cambio, responde a la existencia de raíces comunes, que parten del remoto pasado?.

Quienes responden afirmativamente a la primera pregunta, aceptarían la concepción estrecha de que el chamamé es un ritmo puramente correntino y que, por lo tanto, no identifica a un área cultural. Por el contrario, quiénes se inclinan por convertir en una afirmación al segundo interrogante, coinciden con el punto de vista de un grupo de estudiosos correntinos, que ha sido reseñado en la entrega anterior de esta columna (ver Revista Dominical del 28/12/80).

Desde que se trata de uno de los reflejos de la sensibilidad guaranítica y como Misiones forma parte del área en que se asentaron los aborígenes de esa nación, tendría que ser tomado como algo casi lógico que el chamamé privara en el gusto popular de por lo menos una parte de esta provincia.

Según ha sido reiteradamente expuesto en esta columna, el citado punto de vista deja a salvo dos aspectos de suma importancia. El primero, que es sabido que el chamamé ha tenido su “cuna” en Corrientes y que, una vez consolidado, se expandió a toda la región. El segundo, que esta apreciación no se contradice con la búsqueda de un ritmo que identifique a Misiones y a los misioneros, tarea en la cual se hallan empeñados distintos creadores, entre los cuales sobresale Ramón Ayala.

LA DESPOBLACIÓN DE MISIONES

Tal vez, conviene tener en cuenta ciertos elementos vinculados con la despoblación y el repoblamiento de Misiones para acercarse a la comprensión de este fenómeno de vigencia del chamamé en Misiones, sobre todo en su parte sur (como en el norte de Entre Ríos y de Santa Fe, en el Chaco y en gran medida también en Formosa, al igual que en el Brasil, en el área de las antiguas Misiones Orientales).

Con la expulsión de los sacerdotes de la Compañía de Jesús, dispuesta por la Corona de España en 1767 y cumplimentada aquí al año siguiente, los pueblos misioneros entraron en un período de declinación. A ello contribuyeron, asimismo, las continuadas luchas de sus habitantes en la defensa de esta parte de la frontera frente a las incursiones depredadoras de los portugueses que, seguramente, actuaron guiados por objetivos anexionistas.

La participación misionera en la Guerra de la Independencia y en las contiendas civiles, con la constante movilidad de gran parte de sus habitantes, se sumó como otro factor. Pero, esa declinación se acentuó a partir del apresamiento por los portugueses, en 1819, del bravo comandante Andrés Guacurary. Recién entonces quedó sellada definitivamente la anexión a Portugal de las Misiones Orientales (hoy en territorio brasileño), que había sido formalizada en el plano legal casi 20 años antes, hecho que hasta ese momento no había sido aceptado por los misioneros.

Se asegura que la provincia cristiana de Misiones llegó a contar con alrededor de 150.000 habitantes. En vísperas de la Revolución de Mayo, en tanto, se calculaba que había poco más de 30.000 mientras que quince años más tarde, esto es, hacia 1825, apenas si oscilaba entre 5.000 y 7.000 la cantidad de pobladores.

Por entonces, la guerra con el imperio del Brasil, en la que también intervinieron activamente contingentes de misioneros, muchos de los cuales no regresaron, ya fuere porque perecieron o debido a que se afincaron en otras provincias, provocó el despoblamiento casi total.

Mario A. Herrera, en su libro “La Provincia de Misiones 1810 – 1832” (Editorial Jurídica Argentina, Buenos Aires 1945), señaló lo siguiente: “:..Los pueblos de Misiones, que habían subsistido airosamente a través de todas las contingencias bélicas de los últimos 20 años, que habían concurrido con sus contingentes a todas las empresas militares contra el invasor extranjero desde la Revolución de Mayo y participado en la guerra civil argentina, despoblándose notoriamente, empobreciéndose y sufriendo toda clase de penurias físicas y morales; resistiendo en todas las formas las acechanzas de los estados vecinos para apropiarse de su territorio, habían quedado reducidos a principios de 1830 a las rancherías de La Cruz y Yapeyú…”.

ANEXIÓN A CORRIENTES

A partir de allí, Misiones ingresó en un cono de sombra del cual empezaría a emerger recién después de la guerra con el Paraguay. En ese lapso, el territorio misionero pasó a formar parte de Corrientes. En septiembre de 1832, la Legislatura de la vecina provincia sancionó la ley de anexión, la que de inmediato fue promulgado por el gobernador Pedro Ferré.

En esa situación permanecería hasta 1881, luego que Misiones había comenzado a ser repoblada. Hasta aquí llegaban muchos correntinos, criollos. Constituían el producto, en gran parte, de la mezcla de sangre con el elemento guaraní. Y si el correntino fue el “crisol” donde se fundieron los diferentes ingredientes que dieron la música chamamesera como resultado, es evidente que no habrá escapado a la tremenda influencia ejercida por la cultura jesuítica.

Esa influencia fue trasmitida a través del guaraní, el que en la etapa de constante movilidad obligada por el continuo guerrear acentuó los vínculos de todo tipo que, desde mucho antes, mantenía con sus entonces vecinos.

Cuando empezó el repoblamiento de lo que hoy es Misiones – con una superficie mucho menor a la que tenía la antigua provincia – lo que en la actualidad es el chamamé, había asomado como especie musical consolidada. Por esa época, “El Carau”, ya era una pieza ampliamente difundida.

CARLOS CORREA

11 de enero de 1981 – Diario El Territorio

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1/09/1982: Conferencia "El Sindicalismo Argentino". Carlos Correa.
Quién es Carlos Correa
Nació en Posadas cuando en la Catedral daban las doce campanadas de un mediodía del mes de Noviembre de 1939.
Fueron tantas las actividades que desarrolló que resulta muy difícil resumirlas: periodista, sindicalista, militante político, docente, etc. Pero sobre todo, un profundo conocedor de su región misionera, sus costumbres, su música, sus bailes, es decir, de la cultura regional en sus distintas manifestaciones.
Después de tanta lucha, partió a "la Tierra sin mal" el 28 de Marzo de 2012, dejando una huella trascendente en nuestra historia.
Los aportes que brindó con sus conocimientos, pero sobre todo con su gran humanismo, me impulsan a crear esta página para transcribir -en parte- sus notas publicadas, la mayoría en "El Territorio" de Posadas, con el propósito de que les sea útil a quien las necesite, pues siempre fue muy altruista y generoso en enseñar lo que sabía.

Alba
Los cuarenta años de amor que vivimos en pareja con Carlos Correa, tantas actividades que encaramos juntos, la amistad y comunión de ideales que nos unieron me impulsan a concretar este sueño de compartir con los demás, aunque más no sea, una parte de su saber. Alba Rosabel Melo.

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