“AJHA POTAMA”: EXPRESIÓN DE RAIGAMBRE FOLKLÓRICA
publicado a las: 2:54 p.m.
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“AJHA POTAMA”: EXPRESIÓN DE RAIGAMBRE FOLKLÓRICA
Sin duda que “Ajhá potama” es una de las más bellas páginas del folklore regional del Nordeste. El tema se ambienta en el norte santafesino, varios de cuyos parajes son mencionados, al igual que dos destacados caudillos de la década del 20 y el 30: Rogelio Lamazón y Luis Bentos, de extracción radical yrigoyenista.
“Ahjá potama” (algo así como “muy próximo a partir” o ya me estoy yendo) refiere, como lo sugiere el título, los preparativos de la partida de un paisano, que toma tal determinación con propósitos definitivos, porque “una guaina se fue, llevando mi vida”.
La música es de autor anónimo, con arreglos de Evaristo Fernández Rudaz, quien, asimismo, es el responsable de la letra de este chamamé, el cual, por otra parte, ha alcanzado una amplia divulgación y una indiscutida aceptación del público, que la toma como una de las manifestaciones más puras, más auténticas – amén de bella – del arte popular.
La obra de Fernández Rudaz relata los momentos previos a la despedida del paisano – al que hace hablar en primera persona – con versos cargados de una profunda melancolía como reflejo del estado de ánimo del protagonista. Este, a su vez, encuentra en ese estado ante la pérdida irremediable del bien querido (“apaitema che esperanza / ocañi che linda moza”) pero, también, por todo lo que deja detrás. Es así que amén de las ineludibles referencias a la Virgen de Itatí, como igualmente a la cruz de Fernández López (Francisco, según algunos cantores), a la que se atribuye cualidades milagrosas, desfilan por su mente parajes del chaco santafesino, los nombres de los citados caudillos ( a los que seguía el relator, dado el calificativo de “gente porá”, buen hombre, macanudo, dedicado a Rogelio Lamazón) y hasta de un sargento de la policía.
A modo de insinuación de lo que podría ser su oficio, el protagonista se despide, también, del “capataz de playa”.
Antes de continuar con las reflexiones, conviene recordar el texto completo de este clásico de la música chamamesera. Dicho texto es el siguiente:
Adiós Colonia Florencia,
Guillermina y El Rabón;
Adiós che gente porá
Don Rogelio Lamazón.
Adiós don Luisito Bentos,
Villa Ana y Tartagal;
Adiós ingenio Las Toscas
Y la zona Forestal.
Adiós capataz de playa,
Perdoná che despedida,
Usté sabe que una guaina
Se fue, llevando mi vida.
De luto quedan los campos,
Muy tristón el malezal
Y algunas noches en los montes
Hasta he de sentir llorar.
Le conté de mi desgracia
A la Virgen de Itatí,
A la cruz Fernando López
Que es milagro guaraní;
Apaitema che esperanza
Ocañi che linda moza
Imposible son los santos
Y la virgen milagrosa.
Dejé que pasara un año,
Dejé que pasara el tiempo…
Adiós mi sargento Aranda
Arecó un presentimiento…
Adiós para siempre, adiós
Que llore el que ha querido
Y aquel que me tuvo antojos
Que no me tire al olvido…
AUTENTICIDAD
Sin ninguna duda, el texto transcripto pertenece a Evaristo Fernández Rudaz, destacado poeta popular santafesino, a más de guitarrero. Ese juicio se respalda en toda su producción: “La creciente”, “Rondando”, “El mondayé” (el acusado de ladrón) y otros, todos ellos de indiscutida autenticidad, nutridos en el paisaje y el hombre de la región.
Ahora bien, la música se basa en n motivo popular. Por lo tanto, cabe suponer que Fernández Rudaz acaso haya tomado algún relato vigente en el norte santafesino, para recrearlo. Esta suposición se ve favorecida por la mención a los caudillos Lamazón y Bentos, el primero de los cuales logró más trascendencia que el segundo y cuya actuación se ubica en los años del 20 y principios del 30.
Como fuese, todo el mérito debe adjudicarse a Fernández Rudaz por haber contribuido con esta obra de antología, ya completamente folklorizada y que, para más, constituye un aporte del área santafesina a la música regional.
No en vano el padre Julián Zini – otro destacado poeta popular y párroco de la ciudad correntina de Mercedes – menciona a “Ahjá potama” nada menos al lado de “La caú” en su poema “Chamamesero”, como para puntualizar sobre los indudables títulos que posee aquella pieza, en su carácter de auténtica expresión del Nordeste.
Vale recordar que en la primera parte de la última estrofa de su poema, Zini dice: “Ojalá no mueras nunca / hermano chamamesero / Y haceme el favor si un día / llego a morir, que no pienso / tocame tu “Ajhá potama” / o “La caú” y te prometo / que me voy a levantar / camino del cementerio / para quedarme a tu lado …”
CARLOS CORREA
07 de diciembre de 1980 – Diario El Territorio
Etiquetas: MÚSICA REGIONAL
