“LA CAÚ”, UN CLÁSICO DEL GÉNERO
publicado a las: 3:12 p.m.
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“LA CAÚ”, UN CLÁSICO DEL GÉNERO
De entre las composiciones que perduran del período histórico de la música regional denominado “de la creación anónima” y además de “El carau” – al que se hizo amplia referencia en anterior edición de esta serie de notas – sobresalen otras tres piezas por su carácter de auténticas expresiones rítmicas del Nordeste argentino, a lo que obedeció, con seguridad, el extraordinario nivel de difusión que han alcanzado en toda el área guaranítica; y, aún, más allá.
Son ellas: “La caú”, “La llorona” y “Fierro punta”, y, las tres aluden a personajes y circunstancias que es común que aparezca en las obras de la creatividad popular universal, surgidas fundamentalmente de los ambientes rurales.
Claro está que, con las citadas, no se agota la nómina de piezas cuyos autores no han sido identificados. Hay varias más que perduran, de neto cuño folklórico; sólo que no han logrado la difusión de las mencionadas. Así, también, hay otras que han sido objeto de arreglos musicales o se les agregó letra, por parte de autores conocidos.
Tampoco se descarta que, sobre todo en los primeros tiempos de la profesionalización de los intérpretes, muchas obras anónimas hayan sido tomadas por otros, y registradas con su nombre.
“LA CAÚ”
Es casi infaltable en parajes, pueblos y aún en las ciudades, ese personaje identificado en “La caú”. Esta expresión tiene que ser traducida como “la ebria”, como dicen algunos en castellano para atenuar la dureza del calificativo, porque salvo que se le agregue “consuetudinaria” o permanente, la ebriedad refiere nada más que un estado circunstancial. (Con relación a esta pretensión de suavizar nombres de piezas populares, viene al caso mencionar lo que sucedió con un tema de Aurelio Borda, acordeonista correntino, de Bella Vista: “La desgraciada”, sufrió el cambio y perdió fuerza a favor de “La desdichada”. Indudablemente, el título original se ajustaba más al lenguaje característico de la región).
Pese a que el anónimo autor se habrá inspirado en el citado personaje, igualmente anónimo y común a muchos pueblos, para componer su tema, no faltó quién aseguró haber identificado a la mujer: Marcelina Sosa, de la localidad correntina de Saladas, donde vivió hace tiempo.
Sin embargo, es seguro que se basó en las desdichas de una mujer enamorada que, al ser abandonada, se dedicó al alcohol. Así lo señalan estas dos antiguas cuartetas que, recitadas, suelen incluirse en el tema:
Un paisano peregrino
sus virtudes se llevó
no habrá sido correntino
quién tan mal correspondió.
Los paisanos desde entonces
La bautizan “La caú”,
porque triste su alma llora
como llora urutaú.
La simple factura de los versos, que denotan la preocupación fundamental de hallar la rima, no obstante la disonancia entre la primera y tercera línea de la segunda cuarteta, habla a las claras de su origen popular.
Cabe consignar que la mayoría de los intérpretes incluye “La caú” en su repertorio, dado que constituye casi una obligación hacerlo, porque se trata de un clásico de la música regional. No obstante, de entre todas las versiones se destacan las que fueron grabadas por los desaparecidos maestros Tránsito Cocomarola y Tarragó Ros. Sin verso alguno, o sea, con el solo lucimiento instrumental, estos dos colosos imprimieron en tales versiones su estilo inconfundible.
PROHIBICIÓN DE TOCARLO
La investigadora Marily Morales Segovia (“El chamamé”, editado por la Universidad Nacional del Nordeste) señala que este tema brinda “una sugestión tremenda y excitante, al punto de prohibirse su ejecución en muchas zonas de la provincia (de Corrientes) cuando el baile hubiera llegado ya a un punto considerable de entusiasmo, por los efectos de agresividad que produce en el ánimo de los bailarines. Se lo autoriza, en cambio, a comienzos de la reunión, para infundir ánimo a las parejas”.
Es lo que sucedía, asimismo, con “Fierro punta”, para muchos “el chamamé de la muerte”. No así con “La llorona”, a la que se le agregó una letra que no ha tenido mucha divulgación, ni con otras composiciones anónimas o recreadas en base a motivos populares. Pero, esto será tema de próxima nota.
CARLOS CORREA
12 de octubre de 1980 – Diario El Territorio
Etiquetas: MÚSICA REGIONAL