CREACIÓN ANÓNIMA Y CON REGISTRO
publicado a las: 2:30 p.m.
publicado a las: 2:30 p.m.
MUSICA REGIONAL
CREACIÓN ANÓNIMA Y CON REGISTRO
La historia del chamamé, en uno de sus aspectos, es susceptible de ser dividida en dos grandes períodos. El primero de ellos es considerado como la creación anónima y – según surge de la calificación que recibe – es el que abarca el lapso durante el cual los temas musicales en ese ritmo eran realizados por autores desconocidos, no identificados.
El segundo de tales períodos, en cambio, se caracteriza por la creación con registro. O sea que, contrariamente a lo que sucedía en la etapa anterior, ahora los realizadores son conocidos porque, además, su producción es registrada en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC).
Esto último de ninguna manera significa que haya cesado por completo la labor anónima, centrada en la actividad que llevan a cabo numerosos músicos populares, copleros y poetas de la región. Tal actividad, al no abandonar el estrecho ámbito en que se mueve cada uno de esos artistas populares, es desconocida por el gran público.
No obstante, en forma convencional se puede aceptar la citada división de períodos, cuyos respectivos puntos de culminación y de iniciación se ubican en 1930. Eso es así por cuanto hacia fines de ese año, fue registrado en SADAIC el primer tema en el figuró la expresión “chamamé” como identificatoria de la especie musical.
Se trataba – como ya se ha señalado en anteriores entregas – de “La Flor de Corrientes” (“Corrientes Poty”), con música de Francisco Pracánico y letra de Diego Novillo Quiroga. La pieza fue grabada por el cantor paraguayo Samuel Aguayo, al frente de su conjunto, el 11 de febrero de 1931, con la calificación de “chamamé correntino”.
Durante la década del 30, asimismo, empezaron a llegar a Buenos Aires los intérpretes convertidos en profesionales, con el objeto de lograr, además del éxito personal, la divulgación en un espacio más amplio de los ritmos del Nordeste. Y ello sólo era posible – y en gran medida todavía lo es – a partir del “lanzamiento” desde el principal centro de difusión nacional que es la Capital Federal.
MOTIVOS POPULARES
De la etapa de creación anónima perduran algunas composiciones. Entre las más conocidas – según ya se ha consignado en otra nota de esta serie – figuran “El carau”, “La caú”, “La llorona”, “Fierro punta”, “La pluma del caburé”, “La chajá”, “Ofrenda de una novia correntina” (con música de chamamé) y “La polvareda” (valseado). Se agrega a esta nomina el chamamé “Ajhá potama” (“próximo a partir o ya me estoy yendo), un motivo popular recopilado por el poeta entrerriano Evaristo Fernández Rudas, radicado desde hace mucho tiempo en la ciudad santafecina de Reconquista.
De estas piezas, la más antigua sería “El carau”. A este respecto, se asegura que hay testimonios escritos que la dan por conocida ya en 1850. De todas maneras, aunque se careciere de documentos, se dispone de otro testimonio de importancia: la tradición oral de la región, merced a la cual se sabe que la composición reconoce una antigüedad tal que se pierde en el tiempo.
Se trata de un relato de la leyenda del carau, de amplia divulgación en el área guaranítica. Aunque hay una sóla melodía, varias son versiones de la letra, lo que lleva a suponer con fundamento, que en su realización intervino más de una persona. O que, al ser llevado de un lugar a otro, sus versos sufrieron modificaciones, sin que por ello se haya fracturado la unidad del relato.
Se trata de una pieza de neto cuño folklórico y sobre la cual se realizarán otras consideraciones en próxima fecha. Por otra parte, cabe apuntar que su existencia, su vigencia, con el aval de diversos testimonios, constituyen una prueba más de la antigüedad de la música chamamesera, así como de su carácter de manifestación auténtica, de genuino producto regional.
CARLOS CORREA
–Diario El Territorio – 28 de septiembre de 1980
Etiquetas: MÚSICA REGIONAL