Carlos Correa
AYER, CALLO PARA SIEMPRE LA TROMPETA DE "PANCHITO"
publicado a las: 6:04 a.m.



AYER, CALLÓ PARA SIEMPRE LA TROMPETA DE “PANCHITO”

A las 7:30 de ayer, víctima de un paro cardio respiratorio, falleció en un centro asistencial de Posadas el popular músico Francisco Luciano Dartois Enrico, “Panchito”, quien alegrara con su arte a varias generaciones de misioneros, y en los últimos años con su “Montecarlo Soul”.

Con sus 72 años a cuestas, y después de haber actuado en la mayoría de los escenarios de Misiones y la región, “Panchito” se presentó por última vez el sábado pasado, en la localidad de Gobernador López. “Fue una de sus mejores presentaciones”, comentaron ayer los integrantes de su banda.

“Es más, como en las ocasiones especiales, hasta se prendió del micrófono e interpretó un tema, siempre con la trompeta en la mano”, agregó Rubén, su hijo, integrante del grupo desde que se animara con el saxofón a pesar de su juventud.

Sus allegados no quisieron dar paso a la memoria, ayer, ante el difícil trance y, con las disculpas del caso, sólo imaginaban al músico que, en la tarde del miércoles pasado, alentaba a los demás en un ensayo con miras a los compromisos artísticos por venir.

“Que siga el baile. La “onda” de los jóvenes y la nostalgia de los adultos”, una nota periodística publicada en la revista dominical de EL TERRITORIO el 7 de diciembre de 1986, entonces, sirvió de apoyo para rescatar la trayectoria del músico y que, a modo de homenaje, se renueva ante su despedida.

“Panchito” nació en la localidad cordobesa de Laboulaye, el 8 de enero de 1922, donde, a instancias de un familiar, se inició como músico a fines de la década del 30, pero el entonces jovencito se empeñaba en reproducir las nociones transmitidas en un violín.

Al poco tiempo, tomaría la trompeta como su instrumento preferido, para seguir con ella hasta las últimas horas de vida, como revela el comentario realizado por sus compañeros de orquesta a propósito de su insistencia por el ensayo, el pasado miércoles.

Después de haber recorrido un sinnúmero de escenarios de la provincia mediterránea argentina, “Panchito” cargó sus inquietudes y se trasladó a la Capital Federal donde siguió estudios musicales, pero decidido ya a continuar con las orientaciones que le indicaban su vocación.

En la década del 40, el tiempo dorado de la “música tropical”, alternó en distintas “características” – como se denominaban los grupos de entonces – de éxito del momento, como las de Juan Barabá, la “Continental”, la de José Rispolli y la “Hawaian Serenaders”.

Por primera vez estuvo en Posadas en 1950 para animar, juntamente con la “Continental”, un baile en el viejo Club del Progreso – ubicado en la calle Ayacucho, entre Catamarca y Salta. Era el momento de mayor furor del mambo.

Precisamente, en ese contexto de la trascendencia de la música tropical, en 1953 arribó a nuestro país Dámaso Pérez Prado, considerado como el “rey” de ese ritmo. “Panchito” integró su agrupación pero la misma se limitó a las actuaciones de aquél en la Argentina, ya que se rehusó a acompañarlo al exterior.

Luego de esa experiencia, Dartois vino a Posadas para animar los bailes de carnaval de ese año en el Club General Urquiza, en cumplimiento de un compromiso en el que tuvo participación el bandoneonista-tanguero, Pablo Roca.

“Vine por quince días y me quedé, por esas cosas de la vida”, comentaría “Panchito” en ocasión de la entrevista realizada en diciembre de 1986 por EL TERRITORIO.

En esta ciudad se casó con Felicia Caniza, con quien tuvo cinco hijos: Liliana, Elba, Rubén, Hugo y Lito.

La familia Dartois se afincó en las inmediaciones del Instituto de Comercio Santa Catalina. Su aficción a la música, compartió hasta hace cuatro años con su trabajo en el Ministerio de Salud Pública de la Provincia, donde se jubiló tras haber completado los años de servicio.

Al principio el grupo, cuya permanencia en el gusto de la gente fue adjudicada por el músico a la “constante renovación”, se denominó “Montecarlo Jazz”, para en 1979, identificarse como “Montecarlo Soul”, siempre con el aditivo de “Panchito” en primer término.

Sin embargo, la permanente renovación a que aludía “Panchito” no alcanzaba para olvidar aquellas piezas musicales que encendían la nostalgia, por un lado, mientras que por el otro sabía complementar ese ritmo con los últimos que se lanzaban al mercado.

¿ Que más se puede agregar a lo que fue la trayectoria y las vivencias de este popular músico?. El mejor testimonio, sin duda, quedará grabado para siempre en el recuerdo de varias generaciones de misioneros.

“No habrá otro igual”, como dijeran en forma unánime los integrantes de “Montecarlo Soul”, Carlitos, Juri, Hugo, Coco, Neco, Charly y Rubén, además de Hugo, Ramón y otro Hugo, quienes conformaban el equipo artístico, todos más jóvenes que el fallecido músico. Otro logro de “Panchito”, el complemento de su experiencia con la vitalidad de la juventud.

Los restos de “Panchito” serán velados hasta hoy, a las 10:00 horas, en el salón ubicado en la calle Santiago del Estero casi Félix de Azara de Posadas. Posteriormente, el sepelio se realizará en el cementerio Parque “Tierra de Paz”.

¿ Y NUESTRA NOSTALGIA?

Y, ahora, ¿dónde vamos a encontrar nuestra nostalgia?, se preguntaba ayer, con desconcierto – tal si le hubieran cambiado la historia – y con los ojos húmedos, una madura admiradora de Panchito.

Evidente la referencia al repertorio de la Montecarlo Soul – que incluye temas que fueron “hits” en el último medio siglo – y a las generaciones y generaciones de misioneros que bailaron al compás de esa música.

Muchas cosas se habrán dicho y se podrán decir de Francisco Luciano Dartois, pero es evidente que la pregunta inicial constituye toda una síntesis de lo que pensaron miles de personas, tras el anuncio de la desaparición física de este músico que, por encima de todo, fue un ser humano excepcional. Y que se ausentó sin aviso previo, en la víspera del comienzo de la Estudiantina, justo cuando Posadas – a la que eligió como “su” ciudad – empezó a vestirse de primavera, como para una mayor ornamentación de la fiesta de la danza y el ritmo que ofrecen los jóvenes a quien quiera verla.

Son esos mismos jóvenes que, en no pocos casos, ya habrán danzado con Panchito. Como antes lo hicieron sus padres. O sus abuelos.

LA MÚSICA INCESANTE

Quien lo hubiera imaginado, ¿no?. Si lo creíamos eterno. Con su trompeta que más bien parecía una prolongación de su cuerpo. Que lo era, ciertamente, sólo que además él lo transformaba en un vehículo expresivo de su corazón. O de su alma.

Y haciendo bailar a la gente. Porque como Panchito era divertido, procuraba que la gente lo imitara. Es claro que él ponía todo de sí, para lograr ese objetivo. Así era, de igual manera, en su vida cotidiana. Una permanente sonrisa le iluminaba el rostro, hombre de trato cordial, de conversación amena y suave, jamás le escuchamos una palabra altisonante.

Habrá sido porque se enamoró de la armonía desde pequeño. Cuando su tío le enseñó nociones elementales de música en Laboulaye, donde vino al mundo como Francisco Luciano Dartois Enrico, doble apellido que denuncia su ascendencia francesa – su padre era de Marsella – e italiana.

Inclusive, soportaba las lógicas “cargadas” sobre su edad, de los más jóvenes de su Montecarlo Soul (que antes había sido Montecarlo Jazz). Es obvio que no podría faltar el chiste: por ahí escuchamos, más de una vez, que Panchito ya tocaba la trompeta cuando todavía la tierra estaba caliente.

Es qe, es cierto, parecía eterno. La perdurabilidad de “Panchito” en el gusto del público se basaba en varios elementos confluyentes: su idoneidad para tocar la trompeta; un repertorio actualizado en forma constante en el que, sin embargo, figuraban piezas musicales de todas las épocas y, asimismo, la participación de jóvenes en su orquesta, lo cual le concedía al grupo la suficiente dosis de brisa fresca que sugiere la renovación.

Si a todo esto le sumamos la idoneidad del grupo, llegamos a la conclusión de que Panchito era un consumado instrumentador y, por añadidura, un líder natural en quien los jóvenes veían a un maestro.

¿Cuántas generaciones de misioneros bailaron siguiendo los compases de su orquesta?. En los 41 años que llevaba entre nosotros, miles de comprovincianos de todas las edades bailaron con la música de este cordobés que devino misionero; hasta plantar aquí sus raíces.

CARLOS CORREA



23 de septiembre de 1994 – Diario El Territorio.

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1/09/1982: Conferencia "El Sindicalismo Argentino". Carlos Correa.
Quién es Carlos Correa
Nació en Posadas cuando en la Catedral daban las doce campanadas de un mediodía del mes de Noviembre de 1939.
Fueron tantas las actividades que desarrolló que resulta muy difícil resumirlas: periodista, sindicalista, militante político, docente, etc. Pero sobre todo, un profundo conocedor de su región misionera, sus costumbres, su música, sus bailes, es decir, de la cultura regional en sus distintas manifestaciones.
Después de tanta lucha, partió a "la Tierra sin mal" el 28 de Marzo de 2012, dejando una huella trascendente en nuestra historia.
Los aportes que brindó con sus conocimientos, pero sobre todo con su gran humanismo, me impulsan a crear esta página para transcribir -en parte- sus notas publicadas, la mayoría en "El Territorio" de Posadas, con el propósito de que les sea útil a quien las necesite, pues siempre fue muy altruista y generoso en enseñar lo que sabía.

Alba
Los cuarenta años de amor que vivimos en pareja con Carlos Correa, tantas actividades que encaramos juntos, la amistad y comunión de ideales que nos unieron me impulsan a concretar este sueño de compartir con los demás, aunque más no sea, una parte de su saber. Alba Rosabel Melo.

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