Carlos Correa
LOS MUSICOS Y LA CRISIS
publicado a las: 12:34 p.m.



LOS MÚSICOS Y LA CRISIS

“Mi padre, con lo que “sacaba” de un baile, vivía todo el mes, él, mamá, mis hermanas y yo; hoy, con lo que gano en un baile de sábado, a gatas si me alcanza hasta el martes, y después chau, se fue la plata”.

Coquimarola,- hijo de Mario del Tránsito Cocomarola – pinta, de ese modo, cómo la crisis afecta a los músicos, en la actualidad. Cómo afecta su labor que es, también, una actividad económica y que no se halla exenta de los efectos de la recesión que azota a los sectores populares. Porque de música popular se trata; de música chamamesera, más específicamente.

Ek 28 de diciembre de 1946 nació este acordeonista que tiene el mismo nombre de su padre, pero al que apodaron “Coqui”, como diminutivo de “Coco”, apodo con el que igualmente se lo identificaba a su progenitor. (Tanto, que muchos creían que el apellido era Marola, y no Cocomarola como lo es en realidad).

“No soy un gran “manejador” del instrumento, pero de tanto andar, se aprende”, dice. Con modestia, porque tiene fuerza y sensibilidad, además de talento y sentido común para prestar atención a ese excelente bandoneonista que lo acompaña y respalda desde hace mucho tiempo: Jorge Balmaceda.

De su parte, heredó el sentido de orientación que le indica el camino que debe desandar. “En un tiempo hice algo de proyección, pero luego dejé, porque no es popular; desde entonces, trato más vale de ocupar ese espacio casi vacío que hay entre lo tradicional y lo de proyección, y allí estamos”, apunta.

Y opina:” Tenemos que hacer lo que “siente la gente de la región, porque estamos acá, vivimos acá. También por eso, tenemos que hacer aquello con lo que vibramos, como “Nokaut González”, por ejemplo, que es de Zitto Segovia, y que nosotros incluimos en una de nuestras recientes grabaciones”.

En esta línea, precisamente, se ubican sus más recientes trabajos de grabación. De entre ellos, por ejemplo, el que se caratula “Soñador de madrugada”, que es el título, justamente, de uno de los temas incluidos en el volumen. Hay otros: “El sancosmeño”, con música de Cocomarola y letra de Pedro de Ciervi, que aquí es cantado por el dúo De los Santos Rodríguez—Roberto Rivero; “Cuando ya no cante más”, de Simón de Jesús Palacios y Manuel Ramírez; “Soy del campo”, de Coquimarola y Roque Librado González, o aquella polca “El sueño de Angelita”, de Félix Pérez Cardozo, igualmente cantada por Rodríguez-Rivero.

A propósito, para él, inclusive, se modificó hasta la modalidad de compra de los trabajos grabados de los músicos de la región.

“Antes, la gente iba y pedía “el último de Cocomarola “ o “el último del Cuarteto Santa Ana”, o Tarragó Ros, o de los Hermanos Barrios o de cualquier otro que era conocido.

Hoy, la cosa cambió: la gente va a la disquería, escucha y compra sólo si le gusta la grabación, o si está algún tema que anda buscando”.

Vigencia del chamamé

A pesar de apreciar que “nuestra música es riquísima”, el pesimismo lo desploma: “En el 2010 el chamamé no va a existir más”. ¿Por qué?. Las direcciones de Cultura le dan poca “bolilla”, y hoy muchos jóvenes piensan y escriben en inglés”.

Sin embargo, asoma el contrasentido cuando se le pregunta respecto de la “Fundación Cocomarola”, entre cuyos fines figuran el socorro a los músicos sin recursos y la enseñanza de la ejecución de diversos instrumentos. “Me sorprende la calidad de los chicos”, afirma con entusiasmo, mientras sus ojos se le encienden.

La “Fundación” nació luego de la muerte de Cocomarola, a iniciativa de sus familiares. Es orientada por Ana Vidal de Cocomarola, viuda de quien llevara al chamamé a un sitial de privilegio entre los ritmos folklóricos argentinos.

Son sus propósitos, asimismo, la preservación de la cultura correntina y regional, el exaltar el trabajo de los músicos y la enseñanza de bandoneón, acordeón, guitarra y bajo, además del baile del chamamé, rasguido doble y valseado.

Obviamente, también se enseña el guaraní. Como para que no queden dudas respecto de la identidad cultural que se quiere preservar.

Comprensible, por lo tanto, aquel pesimismo de “Coqui”. Pero, más vale pensar en positivo, y suponer que el chamamé habrá de seguir vigente. Sobre todo, si se supera esta denominada “crisis de transformación” y los sectores populares puedan disponer de sobrante, para darse ciertos gustos que hoy les están vedados por imperio de la recesión. Y mientras el chamamé mantenga la cualidad de permitir el baile de pareja enlazada. Tal como – para citar un caso – lo quería, quizás intuitivamente, Cocomarola, y según lo hace hoy este “segundo Cocomarola” (y no ya Coquimarola).

Un “segundo Cocomarola” en la línea del primero, por lo cual es su heredero, además de serlo por la sangre. Pero, además, alguien que se esfuerza para ser él mismo. Y lo logra.

CARLOS CORREA



11 de julio de 1993 – Diario El Territorio

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1/09/1982: Conferencia "El Sindicalismo Argentino". Carlos Correa.
Quién es Carlos Correa
Nació en Posadas cuando en la Catedral daban las doce campanadas de un mediodía del mes de Noviembre de 1939.
Fueron tantas las actividades que desarrolló que resulta muy difícil resumirlas: periodista, sindicalista, militante político, docente, etc. Pero sobre todo, un profundo conocedor de su región misionera, sus costumbres, su música, sus bailes, es decir, de la cultura regional en sus distintas manifestaciones.
Después de tanta lucha, partió a "la Tierra sin mal" el 28 de Marzo de 2012, dejando una huella trascendente en nuestra historia.
Los aportes que brindó con sus conocimientos, pero sobre todo con su gran humanismo, me impulsan a crear esta página para transcribir -en parte- sus notas publicadas, la mayoría en "El Territorio" de Posadas, con el propósito de que les sea útil a quien las necesite, pues siempre fue muy altruista y generoso en enseñar lo que sabía.

Alba
Los cuarenta años de amor que vivimos en pareja con Carlos Correa, tantas actividades que encaramos juntos, la amistad y comunión de ideales que nos unieron me impulsan a concretar este sueño de compartir con los demás, aunque más no sea, una parte de su saber. Alba Rosabel Melo.

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