DE MERCEDES, POR AMOR Y POR CONVICCIÓN

En “Ñande roga, Mercedes Corrientes”, su más reciente libro de poemas, Julian Zini resume todo su amor por ese pedazo de tierra correntina, ubicado en el corazón de la vecina provincia.

Es claro que este cura-poeta-cantor-guitarrero no se limita a describir la tierra despoblada o las casas deshabitadas, sin la presencia del ser humano concreto. No pinta un paisaje inerte. Por el contrario, su verso sumerge al lector-oyente en una realidad definida, diáfana, nítida: la de Mercedes con sus habitantes ricos en valores espirituales. Desfilan lugares, situaciones y personajes que serían anónimos para la “gran” historia, pero que son los que fabrican la historia de todos los días, que nutren a los pueblos-ciudades con sus vivencias, y que se nutren de las vivencias de sus comunidades.

Así, con los poemas de Zini se transita de la tierra al ser humano concreto, y del ser humano concreto a la tierra, formando una unidad. Es decir, un paisaje en que todo y cada quien ocupa su lugar. Incluidos los músicos. Porque, “de cada cuatro mercedeños, uno es músico”.

Y en todo ello, están presentes la fe y la devoción de un pueblo hacia Dios – Tupá, la Virgen – Tupasy y los santos. Ya sea en forma expresa, cuando el “pai” Julián – como poeta y pastor y, por lo tanto intérprete de su pueblo – formula alabanzas al Creador, la Virgen de Itatí, la Virgen de las Mercedes. O en forma tácita, cuando el poeta pone de relieve las singularidades del correntino en su apego a la religiosidad, la amistad, la solidaridad, el amor, valores éstos hoy algo olvidados por una sociedad consumista que suele encasillarse con la posibilidad de ingresar al primer mundo.

La esperanza, el optimismo

Julián Zini participó en la gestación, el nacimiento y – participa – en la evolución de ese fenómeno poético-musical que gira bajo el rubro de Los de Imaguaré. Precisamente, a él se lo responsabilizó de la propuesta poética.

Y fue en Mercedes donde nació este conjunto. En esa ciudad a la que Zini califica como “su” lugar. Aunque él nació “en el límite, justo en el límite, entre Corrientes y Misiones; en el paraje Centinela, departamento de Ituzaingó, pero anotado y bautizado en San José, departamento de Apóstoles, Misiones. Para más, tengo parientes en ambas provincias. Quiero decir, mucho sudor y lágrimas derramados por encima y por debajo de tales fronteras”.

Pero, el “pai” Julián eligió “ser” de Mercedes. “Por decisión de amor y por vivencia”, argumenta, repitiendo una frase del poeta correntino Rolando Camozzi (igualmente sacerdote).

“Pinta tu aldea y pintarás el mundo”, dicen que dijo León Tolstoi. Es lo que brota de los versos de Zini, tal vez no porque, adrede, quisiera respetar la máxima del consagrado escritor ruso, sino por convicción, simplemente. Porque es la forma como – ya se dijo – “siente” su condición de pastor y de poeta.

Este libro contiene poemas conocidos, ya se que fueron grabados como tales en discos de amplia difusión, o que han sido tomados parcialmente o que, asimismo, han sido musicalizados en chamamé. Por ejemplo, “Avío del alma”, “Compadre, ¿ que tiene el vino?”, “por ser no más guitarrero”, “Chamamesero”, “Ramona Rosa Vallejos”, “Nuestra esperanza”, “¡Neike chamigo! ”, “Otoño en mi pueblo”, “¡Guá…mencho!” y otros, inéditos.

Cada poema tiene una breve explicación del por qué de su hechura. Así, el lector inadvertido podrá enterarse en qué consiste el patrimonio moral del correntino, o que “siente” un músico popular cuando interpreta un chamamé. O un bailarín cuando lo baila.

También, está el dolor nostalgioso por el fallecimiento de alguna persona querida que, por sus años, partió a “la tierra sin males”. Y el dolor rotundo por alguna muerte provocada por la injusticia, que es cuando emerge el alegato social.

Con esto, aún en la impotencia, campea la esperanza, el optimismo. Y el amor, como el valor más alto de la escala.


CARLOS CORREA

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