LA MASACRE DE OBERÁ
publicado a las: 3:27 p.m.
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LA MASACRE DE OBERÁ
Domingo, casi mediodía. Una gruesa columna de agricultores con sus mujeres e hijos, avanza por el camino hacia Oberá. Vienen en carros, a acaballo y a pie, con el fin de protestar por los bajos precios del tabaco y la yerba mate.
Sorpresivamente, a la altura del cementerio, la caravana es recibida con disparos de armas de grueso calibre. Acto seguido, los manifestantes son arrollados y agredidos a culatazos y golpes de machete por agentes de policía y particulares.
Ese episodio del 15 de marzo de 1936 pasó a la historia como “La masacre de Oberá”. Hubo cerca de quince muertos y alrededor de cincuenta heridos y contusos. También numerosos detenidos y mujeres violadas.
Y se conjetura que el número de víctimas fatales se habrá incrementado con los que murieron después, como consecuencia de las heridas recibidas durante la represión y la posterior falta de atención. Ello, a raíz del temor de ser descubierto como manifestante, si se concurría en busca de servicio médico.
Para la autoridad policial de Oberá, la protesta había sido obra de “colonos rusos comunistas” que escondían el propósito de apoderarse del pueblo y someterlo a saqueo. Pero, el instructor del sumario designado por el Juez Letrado del Territorio (máxima autoridad judicial entonces en Misiones), calificó al movimiento de “estrictamente agrario” y “razonable” por lo tanto, aunque no descartó la presencia de “agitadores profesionales” que, por otra parte, no fueron identificados.
SE CIERNE LA TORMENTA
Días antes, un grupo de agricultores solicitó permiso al entonces gobernador del Territorio Nacional de Misiones, Julio A. Vanasco, para realizar un acto público en Oberá, a fin de exponer las quejas de los colonos por los bajos precios.
Son contradictorios los testimonios históricos, respecto a si el permiso fue o no concedido, y a la participación que, en este trámite, tuvo el comisario Leandro Berón, destacado en dicha ciudad.
No obstante, alguna señal habrán tenido los colonos que, con absoluta confianza, integraron la manifestación. Según la crónica periodística, oscilaba en 400 el número de agricultores encolumnados con sus familiares, si bien otros datos hacen ascender esa cifra a 3.000.
Previamente, la alarma sembrada en el pueblo por la autoridad policial, en cuanto a los propósitos depredadores que perseguían los manifestantes, encontró rápidamente eco en la movilización de algunos vecinos que se aprestaron a defender sus vidas y bienes. Además, corrían rumores de incendios de plantaciones, cuyos supuestos autores serían los mismos que pidieron el permiso.
LA REPRESION
Aproximadamente a las 11.30 hs de ese domingo que sería trágico, la caravana alcanzó las cercanías del predio a la sazón ocupado por el cementerio.
Fue allí que-de acuerdo con un testimonio-“un agente de nombre Carlos y apellido extranjero hizo tres disparos al aire” y, de inmediato, los manifestantes fueron atacados a balazos, desde el frente y los laterales, por policías y particulares, entre los cuales un testigo identificó a “algunos contrabandistas y ex soldados paraguayos que habían actuado en la guerra con Bolivia”.
El comisario Berón, en tanto, habría permanecido expectante, con otro grupo de efectivos.
Tras la caída de algunos manifestantes, se produjo el desbande, “y en la huida- al estar de lo que narra el historiador obereño Lloyd Jorge Wickstrom- los unos pisoteaban a los otros, y los caballos se desbocaban pasando por encima de los tendidos en la tierra provocando más heridos y más muertos”.
Además, y aludiendo a los rumores alarmistas sobre los propósitos ocultos de saqueo que perseguían los manifestantes, el diario porteño “Crítica” señaló el 10 de abril de 1936:”Los supuestos asaltantes, inermes, fueron perseguidos varios kilómetros y heridos por la espalda. Entre los asaltados no hay uno solo que presente un rasguño”.
LAS VÍCTIMAS
En un primer momento, en Posadas se informó que un solo muerto y seis heridos, todos por arma blanca, fueron el saldo del episodio de Oberá. Pero, con el paso de los días, se contaron cerca de quince muertos y medio centenar de heridos. Estos datos –no desmentidos-fueron recogidos por el diputado nacional Demetrio Buira, quien se trasladó al escenario de los sucesos desde Posadas, donde casualmente se encontraba de visita para asistir a un congreso de municipalidades.
Buira viajó en compañía del corresponsal de “La Vanguardia”, periódico del Partido Socialista que publicó una extensa crónica el 21 de marzo de 1936.
Por esa vía, se dijo que sumaban 160 los detenidos de uno y otro sexo y que, asimismo, en la comisaria algunas jovencitas habrían sido violadas.
Además, menos una, todas las víctimas presentaban en su cuerpo orificios de bala, con entrada en la espalda en ciertos casos.
Posteriormente, la policía apresó y arrastró hasta la comisaría sujetos a la cincha de los caballos, inclusive q quienes no habían participado en la manifestación, a los cuales, y al igual que a los restantes detenidos, se les arrancaron confesiones con violencia.
CARLOS CORREA
24 de noviembre de 1991- Diario El Territorio
Etiquetas: HISTORIA REGIONAL
