FIESTA DEL INMIGRANTE
publicado a las: 3:36 p.m.
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FIESTA DEL INMIGRANTE
Oberá, la ciudad que brilla
El 7 de diciembre de 1927, el entonces presidente de la República, Marcelo Torcuato de Alvear, dispuso por decreto la imposición del nombre Oberá a la hoy ciudad misionera de la zona Centro. El vocablo es guaranítico y, traducido al castellano, significa “que brilla”.
No obstante, la falta de fundamentación sobre la verdadera razón que indujo a la adopción de esa palabra para denominar a lo que a la sazón era un pueblo incipiente, dio pie a algunas suposiciones, si bien la más sólida es la que lo vincula a un legendario cacique llamado, precisamente, Oberá.
Este cacique, que vivió en tierras del Plata en el siglo XVI, había sido convertido al cristianismo cuando era niño, pero después combinó los ritos de la religión autóctona con los dogmas católicos y se erigió en una suerte de redentor de su pueblo. Fue derrotado por Juan de Garay – el fundador de Santa Fe y de la segunda y definitiva Buenos Aires – y se vio obligado a huir. Escapó en compañía de su instructor católico y la suerte que ambos corrieron, es un misterio.
Referencias de este cacique se tienen en las enciclopedias Argentina y Omeba, en escritos del historiador Vicente Fidel López y del literato y político Ricardo Rojas, quien lo menciona en su libro “Blasón de Plata”.
El historiador obereño Lloyd Jorge Wickstrom presume que el autor de la iniciativa en cuanto a la imposición del nombre, fue el coronel Melitón Díaz de Vivar, quien se desempeñaba como director de Tierras y Colonias de la Nación en la Presidencia de Alvear.
Y fundamente Wickstrom en el hecho que Díaz de Vivar era un admirador y lector de las obras de Ricardo Rojas, quien, además, era un reputado doctrinario de la Unión Cívica Radical.
Alvear, ungido Presidente, justamente, por la UCR, habría aceptado la sugerencia, tal vez en el afán de rendir homenaje a un aborigen guaraní, cuya nación se asentó en la tierra donde ahora se levantaba el pueblo que recibía su nombre. Y donde, asimismo, el idioma aborigen era - y es – hablado y, por lo tanto conocido.
Por su parte, otro historiador de Oberá, Enrique Gualdoni Vigo atribuye el origen del nombre a una frase pronunciada por un antiguo maestro de la zona, Aristides Ruiz. Un día de 1927 y estando frente al Correo, en espera de la correspondencia que debía llegar de Bonpland, Ruiz observó de pronto una gran luminosidad, suscitada en un predio cercano – donde después se levantaría la Cooperativa Agrícola – y en el que se llevaban a cabo tareas de desmonte. Impactado por el efecto óptico, Ruiz habría pronunciado la frase en guaraní, que concluía con las palabras “retá verá”, es decir, algo así como “comarca brillante”.
Sin embargo, Wickstrom aporta datos que servirían para refutar esa hipótesis y, en cambio, afirmar la suya. Señala, en efecto, que si la frase fue pronunciada el mismo año que Alvear impuso la denominación, no transcurrió todo el tiempo que se demandaría para que la imagen sugerida estuviera arraigada de una forma tal, como para fundamentar la decisión presidencial.
Por ello, concluye en que no otro habría sido el origen del nombre de la hoy pujante ciudad de la zona Centro, que el que ostentaba aquel legendario cacique guaraní.
CARLOS CORREA
Diario El Territorio – 6 de octubre de 1991
Etiquetas: HISTORIA REGIONAL
