EL ANTIGUO RITO DE CAMINAR SOBRE LAS BRASAS
publicado a las: 8:10 a.m.
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EL ANTIGUO RITO DE CAMINAR SOBRE LAS BRASAS
Tras el descalzarse y el balbuceo de una breve oración para pedir protección del santo, a los temerosos pasos iniciales, le sucede el decidido caminar sobre el colchón de carbones encendidos.
Una salva de aplausos suele rubricar el exitoso paso de quienes primero se atreven. Luego, cunde el ejemplo. Entonces se generaliza el cruce sobre las brasas ( o “cruce de brasas”, en lenguaje común).
Este acto se reedita anualmente en nuestra región, en la noche del 23 de junio, como parte de una antigua tradición, que incluye otras manifestaciones en las cuales el fuego es también el elemento dominante.
Pero, ¿ cuál es el origen de este rito de la víspera de San Juan?, es el interrogante sin respuesta precisa.
No obstante, sabido es, por ejemplo que se trata de una costumbre cuyo nacimiento se pierde en el tiempo y que es común a pueblos de distintos lugares del mundo, tanto de Europa, cuando de Asia y América.
Ahora bien, ¿ por qué todos los que siguen la tradición, la practican a esta altura del año?.
Si se toma el cruce sobre las brasas como un elemento más de los “fuegos de San Juan”, cabría contestar que es en virtud de su coincidencia con el solsticio de verano en el hemisferio norte, que es donde fue establecida la fecha. Y donde, en la remota antigüedad, el rito encerraba como en todo otro sitio – un sentido mágico de adoración al fuego o al Sol (heliolatría), astro que traía el calor, luego de los gélidos meses invernales.
Ni aún el advenimiento del Cristianismo pudo erradicar costumbre tan arraigada. Entonces, se habría optado por superponer una festividad cristiana a la antigua celebración pagana.
¿Por qué San Juan?
Pues, seguramente, debido a que los romanos, dos milenios atrás, destinaban el 24 de junio a honrar a Júpiter triunfante, el Dios-Sol. Y – otra coincidencia – San Juan es ahora, precisamente, el patrono de Roma.
De todas maneras, los pobladores de nuestra región no se formulan tantos interrogantes cuando se le atreven a los carbones encendidos, para ejecutar el “tatá yehasá” (del guaraní, “tatá”: fuego, y “yehasá”: acción de transitar), el que, en el nordeste argentino, adquirió mayor relieve en esta particular recordación a San Juan.
Ni siquiera si – como también se afirma – es verdad que el “toro candil” representa la lucha entre el bien y el mal. Aunque esto tampoco carece de asidero, porque el rito tiene otro elemento: la quema de un muñeco llamado “Judas”.
Como fuere, es evidente que, aún hoy la acción de caminar descalzo sobre brasas constituye una prueba de fe (como el “poner la mano en el fuego” por algo o alguien, que antes se hacía, efectivamente). Y esa prueba tendrá desenlace feliz para el protagonista que no sufra quemaduras.
CARLOS CORREA
Junio de 1982 – Diario El Territorio
Etiquetas: RELIGIOSIDAD POPULAR
