LOS DE IMAGUARÉ NACIMIENTO Y FUNDAMENTACIÓN
publicado a las: 12:51 p.m.
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LOS DE IMAGUARÉ
NACIMIENTO Y FUNDAMENTACIÓN
“Si una canción tiene una melodía linda pero la letra no dice nada, no sirve; si una canción tiene una melodía más o menos y la letra es buena, hay que cantarla; y si se dan las cosas, es decir, si son buenas, la música y la letra, mejor”.
De ese modo, explicó Julio Cáceres la preparación del repertorio de Los de Imaguaré, sin duda el conjunto de mayor jerarquía que asomó en los últimos tiempos en el horizonte de la música regional.
Cáceres es “la voz” del grupo, ya que tiene la responsabilidad de cantar y de decir glosas y poemas.
En Los de Imaguaré participan también, Joaquín “Gringo” Sheridan, un bandoneonista realmente de excepción; Ricardo “Tito” Gómez, en guitarra ¡cadenera” ( o sea, la que brinda apoyo rítmico) y Néstor “Rudy” Flores en primera guitarra.
¿ Cómo “nacen” Los de Imaguaré?
Cáceres lo relató como sigue:
“Somos todos del mismo pueblo (la ciudad correntina de Mercedes), menos Rudy (hijo del conocido bandoneonista Avelino Flores), que es de Mburucuyá. Con anterioridad, anduvimos incursionando en varios escenarios, casi siempre juntos. Con Tito, por ejemplo, nos conocemos desde la escuela primaria.
“Gringo es menor, casi cinco años, que Tito y yo. Entonces, habiendo andado un poco, nos encontramos con Joaquín, muy jovencito, con su manera “montielera” de tocar el bandoneón. Una cosa rara, porque Joaquín tocaba en bandoneón los temas de Ernesto Montiel que son todos en acordeón. “La Ratonera”, “El guasuncho” y otros. Es decir que no seguía la vieja escuela de los bandoneonistas. Joaquín tenía hasta la “pose” de Montiel.
“Pienso que eso le dio una manera especial de tocar el bandoneón, que le permite “sacar” un sonido distinto.
“Hasta que un día se encuentra con “La calandria”. Y allí es donde Joaquín empieza a retomar el otro cauce. Entonces, comienza a escuchar a don Isaco”.
Para Cáceres, Sheridan logró, a partir de ese momento, “sintetizar” las influencias que recibía de distintos intérpretes, sobre todo de los grandes creadores de la música regional.
CON JULIAN ZINI
Por esa época – hacia mediados de la década del 70 – estos jóvenes músicos tomaron contacto con Julián Zini, destacado intérprete de su medio, cuyas observaciones se vuelcan en poemas de profundo contenido. “Pinta” su contorno, no como una “acuarela” muerta, sino como un reflejo fiel de la realidad.
Julián Zini nació en Playadito, Corrientes, y fue inscripto en San José, Misiones. Esta circunstancia lo llevó a afirmar alguna vez “Yo superé hace mucho las diferencias provinciales”. También, enfatiza: “Soy correntino de las Misiones”.
Es sacerdote y ejerce la titularidad de la parroquia de Mercedes.
No obstante, Cáceres advirtió: “Para nosotros, Julián nunca fue el cura, siempre fue el guitarrero. Es importante aclarar esto, porque algunos gustan de simplificar las cosas, y las cosas a veces no son tan simples. Además, hay simplificaciones que son peligrosas”.
Desde entonces, se sucedieron las reuniones y se fortalecieron los vínculos afectivos. El tema dominante era el chamamé y su fundamentación: los orígenes de esta especie musical, las tradiciones provincianas y regionales, el hombre y su paisaje.
“NACIMIENTO” DE CANCIONES
El cantor de Los de Imaguaré prosiguió: “De allí “nace” una serie de temas. Su “nacimiento” no fue obra de la casualidad, sino que fueron respondiendo a necesidades concretas. Por ejemplo, una noche un amigo nos dice: “Fíjense que hay muy pocas canciones que están pensadas para el padre”.
“Y empezamos a charlar sobre lo que es el padre, su significado, cómo uno no entiende a su padre hasta que uno, a su vez, es padre. Al día siguiente, Julián aparece con un poema y dice: “Miren, pensando en lo que estuvimos conversando anoche, anoté unas cosas y me salió esto”.
“Después, aparece Tito, que en ese momento tenía una vivencia muy especial con su padre, y le pone música.
“Para nosotros, tiene vivencias fundamentales cada uno de los temas, porque está dado por lo que vivió cada uno de los amigos, como en este caso Tito. A la pieza la llamamos “el canto del padre”, pero su nombre es “Canto agradecido”.
“así “salieron” otros temas. “ A orillas de tu silencio”, “Esperanza compartida”, las glosas para “La calandria”, que hacen “Nuestro canto. Así “nacieron” muchos temas, todos antes de la constitución de Los de Imaguaré.
SE CREA EL CONJUNTO
En 1976, Sheridan debió cumplir con el servicio militar en la capital correntina. Durante el año que duró su ausencia, el grupo no realizó tarea musical alguna, pero sus componentes continuaron hurgando en el pasado, en procura de los orígenes del chamamé.
Contaron con la valiosa colaboración de Nerea Avellanal de Ambroggio – la “Tía Nerea”, según Cáceres – y la poetisa mercedeña Icha Páiz, a más del que les prestó el coronel Daher, quien, a la sazón cumplía destino militar en Mercedes, para un viaje por la “zona de los esteros”.
A su regreso de la conscripción, Sheridan propone concretamente la creación de un grupo musical: “Vamos a formar un conjunto, para cantar estas cosas”, dijo a sus amigos, con referencia a los temas que habían compuesto con anterioridad.
Entonces, se trasladaron a la ciudad de Corrientes, donde el 5 de julio de 1977, Los de Imaguaré tienen su “bautismo” oficial.
El nombre de la agrupación había sido el resultado de un acto democrático: se votó sobre dos proposiciones, una de las cuales se inclinaba por Los de Imaguaré y por Arandú Trío, la restante.
“El problema con el nombre de Arandú Trío – refirió Cáceres – es que nos impediría todo aumento del número de integrantes del grupo. Nosotros (que propusimos el nombre que fue elegido) siempre pensamos que el grupo debía ser más numeroso”.
No son ya, solamente cuatro. Se sumó uno más: “Cambá Galleta”, Alberto Costaguta en realidad, también mercedeño y consumado bailarín.
En tanto, Los de Imaguaré siguen en la línea de “cantar cosas que no importa que no sean lindas; tienen que ser ciertas”.
Por ese camino avanzan y ya se codean con el éxito.
CARLOS CORREA
Noviembre de 1981 – Diario El Territorio.
