Carlos Correa
RAÚL BARBOZA: EL CHAMAMÉ VIAJA A JAPON
publicado a las: 12:05 p.m.



Raúl Barboza

EL CHAMAMÉ VIAJA AL JAPÓN

A fines del mes en curso, Raúl Barboza al frente de su trío, viajará al Japón, contratado para participar en 55 recitales en distintas ciudades, lo que lo obligará a una estada de 75 días.

Compartirá el escenario con Horacio Salgán, quien alternará en sus presentaciones con Ubaldo De Lío y su guitarra, su orquesta o el Quinteto Real. Es decir que esos recitales serán música folklórica argentina, específicamente de la región Nordeste, a cargo de Barboza, y ciudadana, con las actuaciones de Salgán.

De esta manera, en su espectáculo de dos horas de duración, el público de diferentes poblaciones niponas tendrá ocasión de escuchar – en muchos casos por primera vez – las expresiones típicas de esta parte de la Argentina.

¿ Como se concretó este contrato?

Barboza lo explicó: “Hace más o menos cuatro años – dijo – que estaba en conversaciones con Yoshio Naganishi, gerente general de una compañía que contrata músicos de todo el mundo, para llevarlos al Japón. Esta gente planea todo con mucha anticipación; Naganishi viene a la Argentina periódicamente, cada seis meses”.

“En principio – añadió – tenía un poco de temor para llevarme, ya que no sabía qué iba a pasar con una música totalmente novedosa para ellos y con un instrumento que les es poco conocido: el acordeón. Hasta que, por fin, se ve que Naganishi estuvo averiguando mucho de mí, de mis compañeros, nos hizo una “radiografía” y, después sabiendo que no iba a tener problemas de convivencia en su país, aceptó: nos habló y firmamos el contrato”.

Remarcó que “ellos quieren escuchar el chamamé, pero tienen un poco de temor. Yo, estoy seguro que les va a gustar mucho porque cuando (a mediados del año pasado) vino un grupo de 25 matrimonios japoneses, propietarios de las peñas folklóricas y de tanto más importantes del Japón, que nos escucharon, quedaron encantados. Pienso, entonces, que los demás van a tener la misma reacción. De todos modos, es una “patriada” que vamos a realizar, de la misma manera que lo hicimos cuando fuimos a Rusia, solo que ahora nos tocará hacerlo en el Japón.

HACER CONOCER EL CHAMAMÉ

A raíz de esta próxima presentación de Barboza, por lo demás, la empresa nipona Toshiba solicitó a Odeón, de la Argentina, el envío de cintas grabadas por ese destacado intérprete, con la finalidad de editar un par de discos “larga duración” antes de su llegada a dicho país.

Será una forma, asimismo, de promover el conocimiento de la música chamamesera en otros lugares del mundo, como un medio de contribuir a su consolidación como especie representativa de una vasta porción de la Argentina (es también, por ejemplo, lo que hace el joven misionero Agustín Barchuk, quien ya ha formado su propio conjunto en los Estados Unidos de América).

Ese es el definido propósito de guía a Barboza. “Deseo continuar viajando por el mundo para hacer conocer la música de toda esta gran región mesopotámica, que es la que yo represento”, subrayó este conocido creador.

BUSQUEDA PERMANENTE

Es probable – más que probable – que la técnica de Barboza deslumbre a los japoneses, del mismo modo que consiguió sacudir ciertos moldes en el orden local (o en los Estados Unidos, donde su música es escuchada en algunos lugares con admiración, según testimonio de Barchuk).

En una oportunidad, este talentoso acordeonista puntualizó: “Como música, trato de perfeccionar lo hecho por mí, y ¿de qué manera?, tomando conocimiento de otras formas de cultura: yo, escucho con el mismo respeto a Isaco Abitbol y a Alejandro Barletta, leo con el mismo respeto a Sosa Cordero y a Borges; es más, escucho con el mismo respeto al peón que toca su acordeón de “dos hileras” y una sinfonía de Beethoven. Podrán decir que voy a los extremos, pero yo considero que Beethoven hubiera tocado muy mal lo que hace este peón, y este hombre, a su vez, haría muy mal lo de Beethoven”.

No se trata de expresiones vanas, carentes de sustento. Por el contrario, hallan el respaldo de su desenvolvimiento cotidiano, o de su actividad artística.

Esa actividad surgió a la consideración pública a principios de la década del 60 cuando se decidió actuar solo. Fue cuando imprimió brisas renovadoras a la música regional, situándose – cosa harto difícil – en un punto diferente al ocupado por los grandes maestros del género.

Pero, su nacimiento como músico se había registrado, bastante atrás en el tiempo.

La primera vez que tocó el acordeón ante un público, hubo que ubicarlo encima de una silla, para que la concurrencia pudiera verlo. Tenía ocho años y sucedió en un festival realizado en la iglesia Jesús en el Huerto de los Olivos, de la localidad bonaerense de Olivos, donde se había radicado su familia. Sin embargo, desde varios años antes ya acostumbraba extraer sonidos del típico instrumento, en reuniones reducidas. De ahí lo de Raulito, diminutivo con el que se lo conoce hasta hoy.

Aunque nacido en Buenos Aires, desde aquella temprana edad se dedicó a cultivar los ritmos del Nordeste, motivado por su padre, Adolfo Barboza, conocido creador correntino de numerosas obras musicales perdurables, de las cuales ha de bastar con mencionar nada más que una: “La torcaza”, un divulgado chamamé, siempre vigente.

Fue con su padre, precisamente, que Raúl solía presentarse en bailes, festivales y radioemisoras. Más tarde, cuando contaba entre catorce y quince años, integró el conjunto de Damasio Esquivel, de cuya aptitud técnica se nutrió el joven ejecutante en aquella época.

Después, resolvió caminar solo. Y no le fue fácil. Porque sus inquietudes renovadoras no eran comprendidas por quienes prefieren ajustarse a líneas pre-establecidas, porque es más sencillo enancarse en “lo que está de moda”, y porque son los que se oponen a toda evolución. En este caso, era la evolución a partir del legado de los maestros, ya que Barboza no imprimió ningún cambio que haya afectado la raíz folklórica. Se limitó, nada más y nada menos, a proyectar la música chamamesera, apoyándose en su capacidad para utilizar los recursos proporcionados por el instrumento.

No obstante, esa resistencia que oponían algunos círculos, cedió finalmente y, hoy, Barboza desarrolla una intensa actividad. Sus numerosas presentaciones, el éxito de sus grabaciones y – por si faltara algo – este inminente viaje al Japón, lo prueba”.

Con todo, el sitial que ha logrado, no lo atribuye Barboza solamente al hecho de que se haya casi generalizado la comprensión sobre su tarea. Su honestidad se ha reflejado en ésta otra muestra: “Ahora, pienso que me entienden, porque me parece que también yo entiendo más a la gente. Antes buscaba entenderme yo solo. Ahora, no, ya que hablamos un mismo lenguaje, con distintos matices pero con una misma forma de pensar. Por mi parte, busco llegar a la sencillez; algo así como alcanzar el valle verde luego de pasar la montaña. Y cuando se es joven, se quiere correr, ir muy ligero. En este tiempo, pienso que eso no basta, que hay que caminar, sí, pero, también hay que detenerse y observar”.

SU TRIO

En los últimos meses del año pasado, fue editado el más reciente trabajo discográfico de Barboza. Se trata de un “larga duración” titulado “Chamigo baile” y constituyó, prácticamente, el debut del nuevo trío integrado, además, por el guitarrista Mateo Villalba y Nicolás Oroño, en canto y también en guitarra.

Hacía un tiempo ya que Raúl no contaba con un trío. La idea – según explicó – tuvo su desarrollo y posterior concreción a partir del ingreso de Oroño en su conjunto, a mediados de 1980.

“Entonces – memoró –yo me dije que tenía ganas de formar, otra vez, el trío. Charlando con Oroño convinimos en que era importante incorporar otro guitarrista de la calidad de Oroño. Hablé con Mateo y él se puso muy contento de que yo le hablara, y yo me puse muy contento de que aceptara. Oroño y Mateo son compadres, o sea que hay una relación de amistad. Oroño me habló muy bien de Mateo y yo lo conocía, además, como muy buen instrumentista”.

Con esa conformación, fue grabado “Chamigo baile”, el cual, como todos los trabajos fonoimpresos de Barboza, ha tenido buena aceptación de parte del público. “Puedo asegurarte – dijo – que cuando lo escucho, me pongo contento, porque ha salido el trabajo que he pretendido que saliese”.

SU MEJOR MOMENTO

“¡Cómo cuesta sacarle una foto a Raulito cuando toca, porque no abre los ojos!”, suelen quejarse los fotógrafos. En efecto, mientras pulsa su acordeón, pareciera que viaja o que mirara “hacia adentro”, hurgando su propio espíritu, para volcar luego sus vivencias con el vehículo de un instrumento que ejecuta como pocos.

“Estoy pasando por uno de mis mejores momentos – aseguró - , mi estado anímico es el óptimo, por muchas razones. Pienso que le he encontrado el sabor a la vida, el sabor dulce, dentro de todas las cosas que la vida nos da: amarguras y cosas lindas. Pero, las cosas lindas son más que los sinsabores. Y son más porque tenemos el milagro de vivir, de ver, de poder distinguir los colores, de ver volar un pájaro, una mujer hermosa, una criatura, un animal; escuchar la voz de la madre, del amigo, de la mujer querida, el llanto del hijo; el milagro de sentir frío o calor, de caminar, de tocar un acordeón en mi casa; el milagro de estar, de ser, de pertenecer a un universo físicamente”.

CARLOS CORREA



22 de Febrero de 1981 – Diario El Territorio
1/09/1982: Conferencia "El Sindicalismo Argentino". Carlos Correa.
Quién es Carlos Correa
Nació en Posadas cuando en la Catedral daban las doce campanadas de un mediodía del mes de Noviembre de 1939.
Fueron tantas las actividades que desarrolló que resulta muy difícil resumirlas: periodista, sindicalista, militante político, docente, etc. Pero sobre todo, un profundo conocedor de su región misionera, sus costumbres, su música, sus bailes, es decir, de la cultura regional en sus distintas manifestaciones.
Después de tanta lucha, partió a "la Tierra sin mal" el 28 de Marzo de 2012, dejando una huella trascendente en nuestra historia.
Los aportes que brindó con sus conocimientos, pero sobre todo con su gran humanismo, me impulsan a crear esta página para transcribir -en parte- sus notas publicadas, la mayoría en "El Territorio" de Posadas, con el propósito de que les sea útil a quien las necesite, pues siempre fue muy altruista y generoso en enseñar lo que sabía.

Alba
Los cuarenta años de amor que vivimos en pareja con Carlos Correa, tantas actividades que encaramos juntos, la amistad y comunión de ideales que nos unieron me impulsan a concretar este sueño de compartir con los demás, aunque más no sea, una parte de su saber. Alba Rosabel Melo.

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