MÚSICA REGIONAL - EL RIESGO DE SIMPLIFICAR
publicado a las: 5:02 a.m.
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MUSICA REGIONAL- EL RIESGO DE SIMPLIFICAR
“El CHAMAMÉ deriva de la polka introducida en esta zona de América por una orquesta de cíngaros y polacos que visitaron Asunción del Paraguay, invitada por Madame Lynch, amiga del General Francisco Solano López, en 1855”, afirma Marily Morales Segovia. “Pero –añade- la constitución melódico-rítmica del chamamé, según expresa Dalmidio A. Baccay, proviene de estratos populares arcaicos”.
En su obra “El Chamamé” editada por la Universidad del Nordeste, la citada estudiosa correntina subraya, asimismo, que “la naturaleza sensitiva del indio guaraní y su notable predisposición para la música, fue motivo de comentario para muchos historiadores que conocieron estas tierras durante las misiones jesuíticas”. A continuación, refiere una serie de antecedentes sobre las aptitudes de los guaraníes tanto para la interpretación de la música cuanto para la fabricación de instrumentos con una técnica que, incluso, llegó a deslumbrar a visitantes europeos acostumbrados a codearse con el mejor nivel en ambos órdenes.
Por su parte, la escritora Olga Fernández Latour de Botas en su trabajo “Origen del Chamamé”-ya citado en una nota anterior de esta misma serie – señala su coincidencia, en gran medida, con lo aseverado por Morales Segovia. Tras apuntar que resulta indiscutible que el origen de la práctica de esta música y danza en la región “no se registra muy atrás en el tiempo”, considera que el chamamé “es formalmente una derivación de la polka de Bohemia, que llegó al Plata hacia 1845, ascendió por los ríos y se aquerenció en Corrientes esto tal vez después de tomar carta de ciudadanía en el Paraguay, donde se la adoptó y convirtió en danza nacional. Esto último, según se afirma, ocurrió después de 1855, fecha en que Madame Elisa Lynch, la compañera de Francisco Solano Lopez, llevó un conjunto de músicos cíngaros y polacos que ejecutaban polkas, mazurkas y czardas centroeuropeas en las tertulias asunceñas del Supremo”.
“Lo dicho-añade- vale en cuanto a la música y también en cuanto a la danza, ya que, como baile de pareja enlazada, corresponde , según lo ha probado el eminente Vega (Carlos Vega: “El Origen de las danzas folklóricas”), a la promoción llegada al Río de la Plata hacia 1845 y difundida tardíamente entre el pueblo rural que se mantenía fiel hasta entonces a los bailecitos de la tierra, de pareja suelta e independiente, y a las contradanzas llegadas en una segunda corriente coreográfica europea.
Al respecto, vale como complemento lo que hace notar Morales Segovia, en el sentido de que, “de ese modo, la polka europea se adentra en el pueblo y, al ser reinterpretada por los músicos nativos, sufre un proceso evolutivo que lo transforma en polca paraguaya, de ritmo ágil y vivaz, por el hecho de ser ejecutada con instrumentos de cuerda, principalmente por el arpa india; y polca correntina, de compás mas lento, de características melódico-rítmicas diferentes, en lo que la utilización de acordeón tiene gran influencia”.
SIMPLEZA
A esto, cabría preguntarse:¿es así, con bastante simpleza, el proceso de gestación de las especies musicales populares? Y ¿ese proceso sigue una línea recta, en una sola dirección, en la que aparece una cosa; un elemento, como consecuencia y, a la vez, causa de otro, como si todo estuviera programado de antemano? La respuesta no es sencilla. Por lo menos, el conocido investigador Dalmidio Alberto Baccay es más cauto en ese sentido, aunque alude, igualmente, al descenso de la polca europea y al hecho de que esta especie influyó, “en alguna medida, en la expresión paraguayo-correntina”, lo cual asoma como incuestionable.
En entregas posteriores se hará referencia a las consideraciones de Baccay (las cuales no serían excluyentes respecto de otras, ya mencionadas en notas anteriores), para quien, asimismo, el acordeón campero es el vehículo más positivo de la recreación de la polca “en las campañas políticas y las fiestas de los ambientes rurales correntinos”. A esa especie, el hombre de la región le proporcionó el elemento cultural costumbrista y, por consiguiente, un determinado contenido emocional.
No obstante, Fernández Lotour de Botas, en su trabajo mencionado (al cual se hizo referencia en la edición de la Revista Dominical del 1/6/1980, a raíz de haber exhumado un antiguo periódico porteño, del año 1821, que publicó un artículo en el cual la palabra “chamamé”, ya entonces, identificaba a una danza), opinó “que no hay duda que todavía habrá que investigar más a fondo el origen de esta palabra y esta danza”.
“Mientras tanto, por suerte –observa- los hombres y mujeres del campo correntino y los de su amplísima área de expansión, seguirán entregados al placer de este baile querendón, que sienten como propio desde el fondo del alma, sin preocuparse por su ignoto pasado, ni por su hipotético porvenir”. Y aquí no deja de tener razón esta mujer, estudiosa conocida del folklore que acaba de ser distinguida con el premio “Doctor Augusto Raúl Cortazar” por el Fondo Nacional de las Artes, por su trabajo “Cancionero Tradicional de Entre Ríos”; en tanto, junto con otras cinco investigadoras, procura la elaboración de un Atlas Histórico de la Cultura Tradicional Argentina.
CARLOS CORREA.
Julio de 1980- Diario El Territorio
Etiquetas: HISTORIA REGIONAL