LOS HERMANOS ARIEL A 20 AÑOS DE UN TRIUNFO MISIONERO
publicado a las: 3:37 p.m.
publicado a las: 3:37 p.m.
LOS HERMANOS ARIEL
A 20 AÑOS DE UN TRIUNFO MISIONERO
A mediados de 1960, en momentos en que se manifestaba el auge de un movimiento de amplitud desconocido hasta entonces en el campo de la música popular de proyección folklórica nacional, que se tradujo en la renovación de temáticas y estilos, en el surgimiento de numerosos intérpretes y en la extraordinaria y masiva receptividad de parte de vastos sectores del público, un conjunto integrado por cuatro jóvenes misioneros provocó un impacto de indiscutida trascendencia.
Se trataba de Los Hermanos Ariel, cuya meteórica consagración en los escenarios y emisoras radiales y televisivas de la Capital Federal se mantiene todavía como un hecho único, en lo que se refiere a la participación de otros comprovincianos en ese terreno y considerando la rapidez con que fueron elevados a la cima del éxito.
El 12 de julio de 1960 – ayer se cumplieron 20 años – grabaron su primer disco “larga duración” en RCA Víctor, sello al cual se hallaban ligados, también, Los Chalchaleros, Los Hermanos Ábalos y Juan D Arienzo, por citar sólo algunas de las prominentes figuras de su elenco. Ese disco de los Ariel, al igual que toda su actividad, obtuvo una muy favorables acogida, a punto tal que figuró en los primeros lugares de venta y popularidad.
Pero, ¿Qué pasó con los Ariel?, ¿cómo luego del triunfo, tan fugaz, se extinguió al conjunto? Y ¿dónde están ahora quienes fueron sus integrantes?. Todo eso se trató de averiguar en una extensa charla con Hugo Báez uno de los componentes de aquel grupo de animosos jóvenes, adolescentes casi, ya que el mayor de ellos apenas llegaba a los 18 años, cuya breve pero exitosa trayectoria despierta aún la admiración de otros destacados intérpretes y aviva la nostalgia de quienes tuvieron la oportunidad de seguir su actividad, desde esta provincia.
LOS COMIENZOS
En el invierno de 1958, Los Fronterizos, entonces en pleno ascenso, actuaron en Posadas, cuando ya aquí, también, se insinuaban los efectos del aludido movimiento musical, reflejado, por ejemplo, en la conformación de conjuntos tales como Los Cañariegos y Los Changos Norteños.
Y en una reunión familiar de agasajo a Los Fronterizos, éstos escucharon a los Ariel y, luego de ponderar sus aptitudes, los entusiasmaron para que continuaran trabajando, a la vez que les auguraron un futuro exitoso.
El año siguiente, el conjunto concretó su integración definitiva con la incorporación de Hugo Báez, quien se sumó a Aldo Breitembruch, Carlos Garau y Miguel Zárate. Eran cuatro voces, tres guitarras y un bombo y aunque solían turnarse en los instrumentos, Báez era el responsable de la percusión. Por ello y en homenaje a la amistad que los unía, Alcibiades Alarcón – quien vio “nacer” al conjunto y los acompañó en diversas circunstancias – compuso la zamba “Bombo”, dedicada a Hugo Báez.
Entonces, ¿nadie se apellidaba Ariel?. Es cierto y el nombre se le ocurrió a Américo Holz, cuya sugerencia fue aceptada por los muchachos.
A fines de 1959, emprendieron el viaje a Buenos Aires. “Fuimos sin más riqueza que nuestras voces y la ilusión de triunfar, porque no había nada en concreto”, recordó Báez. En aquella ciudad, se dedicaron a una intensa tarea de ajuste de voces e instrumentos, mientras cumplían sus primeras actuaciones. Así, transcurrieron los primeros dos o tres meses.
Fue por esa época que, luego de escucharlos, el hace poco fallecido Waldo de los Ríos les destinó este juicio que parecía lapidario: “Muchachos, dejen el folklore, cuelguen la guitarra y dedíquense a otra cosa”. Pero, lejos de desalentarse, continuaron con su empeño.
POR EL CAMINO DEL TRIUNFO
Empezaron a presentarse en peñas de la Sociedad de Fomento de Villa Bosch, Villa Tessei y El Palomar, localidades todas del Gran Buenos Aires. También, en ese lapso fueron contratados oficialmente por primera vez para actuar en los festejos del carnaval de 1960 en el Club Afal, de villa Jardín (El Palomar).
Hasta que avizoraron la puerta del éxito. Sucedió cuando realizaron la grabación de un disco de acetato en la Casa Brunelli. Los escuchó Edgardo Brunelli (hijo del por entonces muy conocido músico Feliciano Brunelli) quien se entusiasmó con el estilo particular de los Ariel y, sobre todo, con sus aptitudes. Los presentó a su hermano Carlos, a la sazón director de la orquesta estable de radio Belgrano, quien hizo que les tomaran una prueba en esa emisora y en el sello RCA Víctor.
La aprobación de la radio fue inmediata y los Ariel quedaron contratados para un ciclo de audiciones de tres meses, a partir de marzo del 60, con presentación en horarios centrales: a las 12:05 y a las 20:30 (En esa época la televisión no se encontraba tan difundida).
Después, vino la grabación en RCA, la que llevaron a cabo – como queda dicho – el 12 de julio del 60. En ese disco incluyeron doce temas: “De mi madre”, zamba del Chango Rodríguez; “Tonada de medianoche”, de Pancho Cárdenas; “Roca y orquídeas”, canción misionera de Carlos Prado y Carlos Volpe; “Del cordobés”, chacarera del Chango Rodríguez; “Al pie de un cardón”, zamba de Ariel Petrocelli; “El changuito petitero”, cueca de Juan Carlos Mareco; “Dime si quieres por qué”, zamba de Luciana Daerke; “Ahora que tengo 20”, tonada de Feliciano Brunelli; “De Simoca”, zamba del Chango Rodríguez; “La Felipe Varela”, zamba de José Botelli y José Rios y dos canciones colombianas “Muchacha de risa loca” y “Ojos miradme”, ambas de Mejía.
Primero, fue lanzado un disco “78”, con “Tonada de medianoche” y “De mi madre”, el que abrió el camino para el “larga duración” editado con posterioridad, con notable suceso inmediato.
Cabe hacer notar que fueron los primeros – luego del autor – en grabar esa hermosa zamba de Rodríguez dedicada a la madre, mientras que las canciones colombianas fueron incluidas porque se consideró que el estilo y las veces de los Ariel eran vehículos adecuadas para manifestaciones de ese tipo.
EL ÉXITO
A partir de allí, no hubo descanso. Se sucedieron las presentaciones en las principales emisoras, como Radio Splendid y Radio El Mundo, además de radio Belgrano; en Canal 7, en el “Club de los discómanos”, conducido por Hugo Guerrero Marthineitz “El Peruano Parlanchín”, en el espectáculo denominado “Juventud y fantasía” y en las peñas de Jaime Dávalos; asistieron a la inauguración de Canal 9, al lado de un reducido grupo de artistas, entre los que se contaron Atahualpa Yupanki y una embajada musical del Japón; en teatros, como el San Martín de Buenos Aires y el Víctor de Villa Bosch; en peñas importantes como “La Querencia”, de calle Corrientes y la del Club Lanús y cumplieron giras por diversas zonas del país y del extranjero.
13 de Julio de 1980 – Diario El Territorio.
Etiquetas: HISTORIA REGIONAL