Carlos Correa
EDGAR ROMERO MACIEL
publicado a las: 6:40 a.m.



EDGAR ROMERO MACIEL

EL ANTIGUO AIRE DE LA REGIÓN

“El chamamé es una especie musical folklórica, sin ninguna clase de dudas”, afirmó enfáticamente Edgar Romero Maciel en declaraciones formuladas a esta revista. Puede resultar ocioso reseñar la trayectoria, por lo conocida, de este destacado compositor e intérprete. No obstante, conviene recordar que es correntino, de Sauce, y que registra cerca de 30 años de constante actividad creativa.

Su labor de compositor incluye temas en chamamé de neto corte popular, como “Viejo Caá Catí”, “Lunita de Taragüi”, “Sauce” (los tres, con letra del poeta Albérico Mansilla) y “Cambá Caridad” (con letra del poeta Julián Zini, a cuya obra se ha hecho referencia en esta columna, recientemente)

Pero, también, Romero Maciel se caracteriza por su empeño, con el respaldo de su incuestionable idoneidad, para ubicar al género regional en niveles musicales superiores. Aquí se inscriben, por ejemplo, su “Misa Correntina”, la “Cantata para José Francisco”, - estrenada ésta con motivo del segundo centenario del nacimiento del Padre de la Patria – y sus “Rapsodias Argentinas”.

Todas ellas contienen trozos de aires populares de la región y la citada en último término se conforma con “Rapsodia Correntina”, estrenada en el Festival Nacional del Folklore, en Cosquín, en 1967, por la Orquesta Sinfónica de Córdoba dirigida por Oscar Cardozo Ocampo; “Rapsodia Verde”, referida a Misiones, aunque dedicada a Víctor Navajas Centeno, el pionero correntina (de la zona de Gobernador Virasoro) en las plantaciones de yerba mate y té en su provincia, y “Rapsodia Blanca”, para el Chaco, ejecutada en público por primera vez en 1972, por la Orquesta Sinfónica de Corrientes dirigida por Orlando Debiassi, actuando como solista de piano su propio autor.

UN ANTIGUO AIRE REGIONAL

Su primera composición, precisamente el chamamé “Sauce” dedicado a su pueblo natal, la realizó cuando tenía entre siete y ocho años, apenas un niño. “Lo tocaba sin saber, por eso de “tocá esa cancioncita que compusiste”, recordó hace unos días, aunque “ya mi madre me cantaba canciones correntinas. Algunas cosas – añadió – me quedaron estampadas, como esa “Canción de Rosa Guarú” (alusiva a la nodriza del futuro Libertador de de América) que inserté en la “Cantata para José Francisco”.

“Se trata – prosiguió – de una canción de origen correntino, o guaranítico, de acá, que dio nacimiento a esto, que hoy tenemos, y que Rosa Guarú le canta a José Francisco cuando lo está acunando. Es totalmente en guaraní y ya tiene el aire de chamamé; ¿ y qué sabía Rosa Guarú de chamamé?. Pero, ya se estaban acercando al ritmo. ¿ De dónde voy a sacar eso?; bueno, a mi me cantaban cuando era chico, mi muchacha me cantaba esa canción que, ahora, después de grande, la recordé y la transcribí allí, porque era un aire que me quedó”.

CON EL VAGÓN CULTURAL

Romero Maciel desarrolla una actividad incesante y es así que constantemente se reciben noticias de sus giras por distintas provincias de la región. En estos momentos se halla en Buenos Aires, pero es inminente su retorno a Misiones, a fin de cumplir con su labor en la segunda etapa de la acción programada para el año en curso por el Vagón cultural, el que – como se sabe – es patrocinado por el Ejército Argentino y la Secretaría de Cultura de la Nación.

La primera etapa de dicha acción dirigida al área de frontera, fue desarrollada desde el 2 de mayo pasado hasta mediados del corriente mes. Consistió en una tarea de extensión cultural llevada a cabo en localidades del centro, este y nordeste de Misiones, hasta Cataratas del Iguazú. En la segunda etapa, se cubrirá la costa del río Paraná, desde Posadas a Iguazú.

Entre las actividades del Vagón Cultural, a Romero Maciel se le ha encomendado, este año, el área musical. Para realizar su cometido, se vale de un piano electrónico que posee varias tonalidades: piano, clave, combinación de piano y clave, que él utiliza para cambiar la “cromática” del mensaje musical que se ha propuesto hacer llegar a su auditorio.

“He tratado – dijo – de adecuar el mensaje a las características de la gente que está en la frontera, que es muy distinta a la que vive en Posadas o en otros centros similares, porque aquella está totalmente influenciada por las modalidades musicales de los países vecinos. Entonces, desconocen o van perdiendo el interés y la comprensión sobre cuál es nuestra música popular, la de Misiones, en este caso, que es la misma de todo el Litoral”.

“Para inducirlos – agregó – el repertorio se basa en los elementos más conocidos por ellos, es decir, un “Kilómetro 11”, por ejemplo, como exposición del chamamé; un “Puente Pexoa”, como exposición del rasguido doble, y, en fin, en una temática infantil que compuse, que son canciones con ritmos y personajes regionales, que se hace a nivel de escuelas primarias y secundarias y, también, de público en general”.

CON TODO EL SEÑORIO

“Llegado a un momento, a un período, ambicionamos que lo popular sea entendido por la gente de mayor exigencia musical”, señaló cuando se le preguntó sobre su trayectoria que, en lo que se conoce, arrancó con aquellos temas de chamamé, para avanzar luego hacia estadios superiores.

“Como le habrá pasado y le pasa a numerosos compositores – indicó – yo me propuse llevar lo popular a la universalidad. Pero, para presentarla al escenario mayor, tenés que “vestir” a tu inspiración con las mejores galas, hasta donde tu capacidad te lo permita, lógicamente. Bueno, lo único que hice fue “vestir” a nuestra música popular, a mi querido chamamé, con las mejores galas que me dio el andar en este mundo de progreso, que transita el hombre”.

Apuntó, luego que “hemos aprendido que nuestra música no solamente puede estar ligada a las cuerdas de una guitarra o a un piano, sino, también, que se puede proyectar con un órgano estupendo para que cobre dimensiones mayores, o con un oboe, o con los violines, es decir, para ese mundo musical maravilloso donde puede entrar con todo el señorío nuestra música popular”.

“Para mí – añadió, con entusiasmo creciente – no hay goce mayor, por ejemplo, que cuando una orquesta sinfónica está reproduciendo el sentir de mi pueblo a través de una rapsodia, a través de un dejo de chamamé, de un aire de chamamé. Aunque no sea la perfección rítmica bailable que conocemos, sí, está el alma del chamamé puesta en las notas melódicas que te pueden expresar los doce violines, o la flauta y los violoncellos de una sinfónica. Y, entonces, cobra una dimensión espectacular, porque, verdaderamente, está expresando la totalidad, o sea, se arrancó de la raíz, de la “cordiona” y de la guitarra, que nos dieron el basamento, para proyectar, lanzar a un nivel creo que admirado por todos. Porque, quien no entienda una composición sinfónica, por lo menos va a aquilatar la belleza de aquello, en una dimensión hermosa”.

LA PREOCUPACIÓN DEL ARTISTA

Como queda dicho, compuso su primer tema cuando era un niño (el chamamé “Sauce” al que, de adulto, le dio su forma definitiva, cuando llevó a Albérico Mansilla a su pueblo natal) y su actividad más trascendente tiene cerca de 30 años de antigüedad.

Desde entonces, ha consagrado un estilo definido en el contexto del Nordeste Argentino y su personalidad es vastamente conocida en el ámbito folklórico nacional.

Adolescente todavía, nació en él la vocación musical y a ella se dedicó con ahínco, sin descuidar otras disciplinas artísticas. A este respecto, cabe señalar que gravitó y tuvo fundamental actuación en el Teatro Vocacional “Corrientes”, del cual fue fundador. También, fue alumno y posteriormente profesor de música, pintura y arte escénico de la Academia de Bellas Artes “Josefina Contte”, de la capital correntina.

Se desempeñó como docente, igualmente, en diversos establecimientos, a más de administrar y luego dirigir el Teatro Oficial “Juan de Vera”, de la ciudad de Corrientes.

Desde el cargo de director general de Cultura de su provincia, asimismo, llevó a cabo una intensa labor de difusión artístico-cultural, a nivel local y nacional. En tal carácter, fue designado vicepresidente primero del Consejo Federal de Coordinación Cultural, organismo integrado por los directores de Cultura de todas las provincias.

Este es el hombre que volvió entusiasmado de su gira por el interior de Misiones porque en Aristóbulo del Valle encontró a Las voces del Salto, que “es, para mí, una expresión auténtica, estupenda, maravillosa”, o una escuela de danzas en El Soberbio, así como por otros valores que pudieron apreciar en Oberá, Leandro N. Alem. “Estamos seguros – observó – que en el futuro, el Vagón Cultural se va a acordar de todos ellos, para presentarlos a sus hermanos de otros lugares, con la categoría por la que quizás están luchando y no pueden lograr. Ayudar a esa gente, es también una de las finalidades de esta tarea”.

AUTENTICIDAD DEL CHAMAMÉ

La afirmación consignada en el comienzo de esta nota, justifica plenamente la inserción de las declaraciones de Romero Maciel en esta columna dedicada a recoger y reproducir aportes orientados a establecer los orígenes y evolución de la música regional, sobre todo, de su especie predominante: el chamamé. (Está demás aclarar que las referencias a su trayectoria artística obran entre los antecedentes en poder del autor de esta nota, desde hace tiempo).

No obstante que elogió el trabajo de los investigadores que han posibilitado calificar a dicha especie como de indiscutido cuño folklórico, Romero Maciel aseguró que “desde que tengo uso de razón, nunca dudé que el chamamé fue y es un hecho propio y latente de esta tierra. ¿ Qué tenga influencia?, todo lo tiene; nosotros, en nuestra sangre, tenemos influencia, ¿ no lo va a tener la música?. Además, la música es un producto del hombre, que recibe influencias exteriores”.

“Como especie musical – puntualizó – tuvo su consolidación en el campo correntino y, desde allí, se dispersó a todo el Litoral, y si lo aceptamos es porque tenemos raíces comunes. Porque el chamamé vos lo escuchas con la misma intensidad metido acá, en Leandro N. Alem, como en Sauce, Esquina o en Itá Ibaté o en San José de Feliciano, y no te digo cuando lo tocas en la Capital Federal”.

Puso de resalto, seguidamente, que “de todas las danzas, la que causa más euforia es el chamamé; cuando lo tocas, “se arma el alboroto”, parece que les hierve la sangre. Es que tiene una raíz popular que motiva.

“Por algún interés – concluyó – puede ser que se diga que hubo un desplazamiento de la polka europea. Pero, indudablemente, es nuestra música. Ahí, está la verdad”. Y tiene razón.

CARLOS CORREA

27 de Julio de 1980 – Diario El Territorio

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1/09/1982: Conferencia "El Sindicalismo Argentino". Carlos Correa.
Quién es Carlos Correa
Nació en Posadas cuando en la Catedral daban las doce campanadas de un mediodía del mes de Noviembre de 1939.
Fueron tantas las actividades que desarrolló que resulta muy difícil resumirlas: periodista, sindicalista, militante político, docente, etc. Pero sobre todo, un profundo conocedor de su región misionera, sus costumbres, su música, sus bailes, es decir, de la cultura regional en sus distintas manifestaciones.
Después de tanta lucha, partió a "la Tierra sin mal" el 28 de Marzo de 2012, dejando una huella trascendente en nuestra historia.
Los aportes que brindó con sus conocimientos, pero sobre todo con su gran humanismo, me impulsan a crear esta página para transcribir -en parte- sus notas publicadas, la mayoría en "El Territorio" de Posadas, con el propósito de que les sea útil a quien las necesite, pues siempre fue muy altruista y generoso en enseñar lo que sabía.

Alba
Los cuarenta años de amor que vivimos en pareja con Carlos Correa, tantas actividades que encaramos juntos, la amistad y comunión de ideales que nos unieron me impulsan a concretar este sueño de compartir con los demás, aunque más no sea, una parte de su saber. Alba Rosabel Melo.

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