Carlos Correa
TRANSITO COCOMAROLA LA MUSICA QUE NO CESA
publicado a las: 3:05 p.m.



TRANSITO COCOMAROLA

LA MUSICA QUE NO CESA

Como sucede con aquellos artistas que captan y proyectan los sentimientos populares, que llegan a establecer un “puente”, a entablar una comunicación permanente con el público a cinco años de su desaparición física, se mantiene la presencia de Mario del Tránsito Cocomarola y su figura adquiere perfiles de símbolo.

Su estilo sigue indicando el camino que deben transitar los mas jóvenes y sus creaciones constituyen parte obligada de muchos repertorios, sin por ello pretender desmerecer a otros maestros del género que, a igual que Cocomarola, contribuyeron a que la música correntina-o música regional para utilizar la denominación más acertada-se ubicara en el sitial que ocupa en la actualidad.

EL MAESTRO

Mario del Tránsito Cocomarola nació en los alrededores de San Cosme, el 15 de agosto de 1918, en un matrimonio formado por un italiano, de Capri-amante de la buena música- y de una correntina. Apenas un niño, ya tocaba el acordeón y recién entrado en la adolescencia era conocido como un diestro ejecutante de tal instrumento.

Por entonces, la música correntina recién comenzaba a abandonar su reducto provinciano, llevada de la mano de los pioneros que se atrevían a introducirla en los grandes centros. Eran momentos de intuiciones e improvisaciones, de intérpretes que debían soportar penurias y sinsabores, mientras trataban de abrirse paso aún frente a la subestimación de ciertos círculos que menospreciaban las más auténticas expresiones culturales nacionales: (algo que todavía suele hacerse, cuando no tratan de apropiarse de esas expresiones, para deformarlas).

Puede decirse que, en muchos aspectos, la evolución experimentada en las formas creativas e interpretativas de la música correntina, es decir, en su creación a partir de la raíz popular, corre paralela con la propia evolución de Cocomarola. Es que su influencia ha sido tan poderosa que, también, es posible afirmar que su estilo definió esa música concediéndole los límites precisos de Corrientes; pero, además, identificó al nordeste argentino, unificándolo como región musical por encima de las diferencias provinciales y de los límites políticos. Con “El Canguí”, “La Colonia” y “Kilómetro 11”, la música correntina se ubicó en su área precisa, comprendiendo otras provincias. Y , entonces, pasó a ser música regional, sin olvidar su cuna.

Es preciso advertir que no todo fue obra de Cocomarola, pero es incuestionable su poderosa influencia, su mayor gravitación, porque su arte no representa a un sector del área cultural, sino a toda ella.

APORTES

A comienzos de la década del 40, la música popular argentina experimenta una profunda transformación, fenómeno que es permanentemente remarcado con respecto al tango. Pero el género regional, como parte indisoluble de todo nacional, no escapó a ese proceso transformador y Cocomarola, ya con el bandoneón como su instrumento, fue uno de los puntales al incorporar elementos de la teoría musical en la composición y en la instrumentación.

Años más tarde, al consolidarse de manera definitiva las especies rítmicas del Litoral, con el chamamé como expresión principal, es, de nuevo, Cocomarola quien se ubica en la delantera.

Contó con la colaboración de letristas, de versos sencillos pero impecables, y cuando consideró que ya era tiempo para ello no trepidó en incluir en su repertorio obras de poetas y músicos de relevancia: “viejo Caá-Catí”, “Lunita de Taraguí”, “Sauce”, de Albérico Mansilla y Edgar Romero Maciel. Esto último, de ningún modo implica un intento de restar méritos al trabajo de aquellos letristas, en realidad auténticos juglares, intérpretes de su tiempo.

Fue, asimismo, de los primeros que influyó para que sus cantores emplearan nociones de vocalización no tradicionales en la región, lo cual, como toda su labor artística, mereció la aceptación del público. Es que no fue de aquellos encasillados en una modalidad estática. Por el contrario, su trayectoria, intensa y prolífica, es una prueba de constante evolución (y, en todo esto, puede verse una similitud con la obra de ese otro coloso del género, Ernesto Montiel, aunque cada uno con su personalidad definida).

No obstante, a pesar de esa dinámica evolutiva, todos los que alguna vez escucharon a Cocomarola aprendieron a identificarlo, cualquiera fuese la composición y el momento que la interpretaba. Esto se debe a que entre sus comienzos y su final, puede apreciarse una línea perfectamente marcada, tanto que, con fundamento, se afirma la existencia de un “estilo Cocomarola”; y es verdad.

Debe observarse, sin embargo, que en ningún momento se alejó de la raíz popular, folklórica. Lo dijo, él mismo, alguna vez: la evolución de la música debe acompañar a la evolución del pueblo, destinatario de esa música; ni más allá, ni más acá.

Tales principios constituyeron la base de la labor de este maestro de la música popular argentina. Y ello, también, explica su permanencia, su vigencia, superando la contingencia de su desaparición física, acaecida aquel 19 de setiembre de 1974, en que sus dedos dejaron de recorrer el teclado de su bandoneón.

CARLOS CORREA

Setiembre de 1979-Diario El Territorio

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1/09/1982: Conferencia "El Sindicalismo Argentino". Carlos Correa.
Quién es Carlos Correa
Nació en Posadas cuando en la Catedral daban las doce campanadas de un mediodía del mes de Noviembre de 1939.
Fueron tantas las actividades que desarrolló que resulta muy difícil resumirlas: periodista, sindicalista, militante político, docente, etc. Pero sobre todo, un profundo conocedor de su región misionera, sus costumbres, su música, sus bailes, es decir, de la cultura regional en sus distintas manifestaciones.
Después de tanta lucha, partió a "la Tierra sin mal" el 28 de Marzo de 2012, dejando una huella trascendente en nuestra historia.
Los aportes que brindó con sus conocimientos, pero sobre todo con su gran humanismo, me impulsan a crear esta página para transcribir -en parte- sus notas publicadas, la mayoría en "El Territorio" de Posadas, con el propósito de que les sea útil a quien las necesite, pues siempre fue muy altruista y generoso en enseñar lo que sabía.

Alba
Los cuarenta años de amor que vivimos en pareja con Carlos Correa, tantas actividades que encaramos juntos, la amistad y comunión de ideales que nos unieron me impulsan a concretar este sueño de compartir con los demás, aunque más no sea, una parte de su saber. Alba Rosabel Melo.

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